El locuaz funcionario, ministro en la presidencia de Eduardo Duhalde y ratificado en el cargo por Néstor Kirchner, afirmó esto el viernes durante una entrevista con UNO, camino al aeropuerto. Volvía a Buenos Aires después de haber estado varias horas en la provincia presentando el Plan Federal de Salud 2004-2007.
Apenas subió al auto en el que también viajaba su par local, Ana María Gotusso, el ministro González García intentó relajarse pero siguió igual de vehemente y confrontativo como en cada contacto con la prensa. Antes aclaró: “Siempre estoy seguro de lo que digo”.
–¿Por qué es malo que existan demasiados médicos de acuerdo con el número de habitantes?
–Lo que es malo es que no estén bien formados. El Plan Federal de Salud intenta que el recurso humano esté perfectamente ajustado a lo que necesita y quiere el país. Paradojalmente, hace 30 años el conocimiento médico era mucho menor y la comunidad tenía una confianza mucho mayor en los médicos. En la actualidad hay más posibilidades de curar y sanar, sin embargo la gente desconfía. Hay que recomponer esa confianza.
–Influyen otros aspectos del profesional a la hora de confiar en él o no...
–Sí, la relación humana, el trato cordial, el compromiso con el paciente. Pero el conocimiento es el único que no se puede dejar de tener. Hoy un médico debe tener cuatro veces más conocimiento que cuando yo estudié en la universidad (estudió en la Universidad Nacional de Córdoba y se recibió en 1967).
–¿Cómo juegan en esto las universidades?
–La de médico es una carrera difícil, compleja, y las universidades deben formar estrictamente a los que pueden formar muy bien. No se puede educar a un médico más o menos, tienen que ser todos muy buenos. Es lo que pide la población. Hay universidades que quieren y siguen formando masivamente.
–De acuerdo con la situación que usted expone, ¿qué sucede con el trabajo de los médicos?
–Primero, si los médicos son malos es un problema, sean muchos o pocos. Segundo, si son muchos, empiezan a no tener trabajo y eso es muy frustrante para el pibe que estudió y para la sociedad que invirtió en él; además de que se dilapida la materia gris. Esta profesión tiene muy poca flexibilidad, un médico sólo puede trabajar de médico.
–Entonces, ¿cómo ve el futuro?
–Van a trabajar los que son buenos o mejores y los otros no. No quiero que en la Argentina pase lo que en países muy cercanos culturalmente: Italia tiene 55.000 médicos que no trabajan de médicos y España 35.000.
–¿Sabe cuántos médicos sin trabajo hay en la Argentina?
–Eso no se sabe, pero son muchos. Existe el pluriempleo, la caída de los ingresos y el deterioro de las relaciones profesionales. Todo tiene que ver con ese exceso de médicos, que también tiene Mendoza.
–¿Cuándo comenzó este decaimiento profesional?
–Hace varios años que se viene dando un proceso donde la población argentina crece al 1% anual y los médicos entre el 5% y el 7%.
–Tiene que haber menos médicos... ¿y más qué?
–Necesitamos más enfermeros, más obstetras, más técnicos intermedios. Hay que dar esta información para orientar a los chicos y que la oferta académica se amplíe; para salir de las carreras tradicionales.
–¿Acaso no es posible utilizar este excedente de médicos en medicina preventiva?
–Sí, pero cuando usted ya tiene un número tan alto... Nosotros hemos querido utilizar los que ya están, para atención primaria, para que hagan promoción y prevención. Pero eso tiene un límite.
–¿Qué opina de las universidades de esta provincia?
–Han sido pioneras al decir “nosotros podemos formar a este número de profesionales”. En este sentido, Mendoza es un ejemplo para el resto de la Argentina, tiene una gran madurez y comportamiento institucional.
–¿No hace diferencia entre la universidad pública y la privada?
–Bueno... no conozco muy bien la situación de las universidades privadas más recientes, pero tampoco esto puede terminar en una especulación de ellas para vender un producto que no tenga que ver con las necesidades del país.