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Uno-Domingo 9: Prevención de los conflictos escolares

En un taller implementado en el ámbito universitario, se otorga a los futuros docentes las herramientas para abordar conductas antisociales en el aula

La violencia en nuestras escuelas ha llegado a un nivel alarmante en la última década. Las nociones de responsabilidad personal y del bien común han sido superadas por la estridente afirmación de los derechos individuales, los ataques físicos y los recursos legales punitivos.
En un intento por revertir las percepciones negativas que surgen desde diversas situaciones de conflicto explícito en las escuelas, y en respuesta a las demandas registradas por el equipo de investigación a mi cargo, especialmente de los sectores de conducción y docencia con desempeño efectivo en el sistema escolar, he promovido la transferencia y los resultados hacia las instituciones de Formación Docente Universitaria y no Universitaria.
Con la finalidad de incentivar propuestas de intervención, se acordaron encuentros que permitieron la sensibilización sobre la temática referida a la resolución de conflictos escolares, en especial hacia un conocimiento y manejo de herramientas preventivas tendientes a promover la construcción de una cultura institucional que ponga el eje en la convivencia pacífica y que favorezca el efectivo proceso de enseñanza-aprendizaje.
Partir del esfuerzo de recuperar y revalorizar las habilidades sociales en la escuela es hoy imprescindible. Su abordaje eficiente en las aulas permite el logro de las competencias necesarias, admitiendo que un conjunto de conductas sociales deben y pueden ser aprendidas. Las habilidades sociales actúan interrelacionadas para enfrentar, desde la niñez, situaciones cotidianas difíciles.
La familia y la escuela deben ser las organizaciones sociales básicas que enseñen, orienten y acompañen al niño y al joven para el logro de estos aprendizajes, resguardando la internalización de una competencia social eficiente y sostenida, pero intencional, con el objetivo de profundizar y alcanzar un crecimiento personal adecuado, incentivando hacia conductas prosociales.
Los reales contextos sociales complejos, hoy notablemente violentos, impactan fuertemente en la escuela donde el niño, y el adolescente, comparten varias horas con sus pares, donde observamos con preocupación la aparición de conductas agresivas y violentas en edades cada vez más tempranas. Las consecuencias de esta realidad se evidencian en el incremento de perturbaciones en su desarrollo intelectual, manifestadas a través de conductas antisociales, que cotidianamente se viven en escuelas: disrupciones áulicas, faltas de disciplina, vandalismo y fenómeno “bullying” (proceso en el cual intervienen víctima y victimario), que anticipan conflictos explícitos en el ámbito escolar.
Por esto y más, desde la propuesta para implementar las jornadas-taller sobre “Diagnóstico, prevención y resolución de conflictos escolares”, se formulan objetivos que transfieren los resultados de dos proyectos de investigación referentes, bajo mi dirección, sobre la temática que preocupa y ocupa a este equipo de investigadores desde el año 1999. Los mismos han sido acreditados por la SECyT y desarrollados, el primero de ellos, (1999/2001) por investigadores de la Facultad de Filosofía y Letras, la Facultad de Educación Elemental y Especial (UNCuyo) y la Universidad de Jaén (España); y el segundo, (2002/2004) por investigadores de nuestra Unidad Académica.
Las jornadas desarrolladas en la Facultad de Filosofía y Letras, organizadas desde la Secretaría Académica, luego de ser implementadas como experiencia piloto (marzo/mayo 2005), destinadas a los alumnos de la Práctica Profesional de las ocho carreras de profesorado de esta institución, han sido incorporadas como programa institucional, demostrando el compromiso integral para la formación de los futuros egresados, proyectándolos hacia el espacio educativo concreto, escenario próximo de su desempeño profesional.
El destacar la importancia de acciones, con un nivel operativo puntual, que incluya intervenciones desde las instituciones superiores, motiva a la expansión de acciones semejantes en otras organizaciones sociales, comprometiendo a las comunidades educativas, en la participación plena desde el primer nivel de prevención. Creemos firmemente que este enfoque preventivo no debe limitarse ni detenerse, y mucho menos en la formación de los docentes, protagonistas directos que abordarán los actuales contextos escolares desde la complejidad social y desde las diversas identidades y actores institucionales.
Las razones para abordar en las carreras de profesorado, la prevención desde el conocimiento, el aprendizaje y las destrezas alcanzadas como vivencias grupales de los temas referidos, contempla la adquisición de herramientas para preservar emocionalmente a quienes durante su desempeño laboral, deben reconocer los indicios que anticipan futuros conflictos, permitiéndoles trazar un diagnóstico, elaborar acciones preventivas en el aula y en caso del estallido del conflicto, rescatarlo como una oportunidad para el crecimiento y el desarrollo de las partes involucradas e incluso de toda la institución. Manejar el conflicto adecuadamente a través de la negociación colaborativa o la mediación transformativa, permite recuperar el valor de sostener relaciones interpersonales positivas, que legitimen al prójimo mediante el reconocimiento del otro y la revalorización propia. Las estrategias elaboradas creativamente incorporan el desarrollo de algunas de tantas habilidades para la vida (OMS 1986) que permiten a los docentes junto a alumnos, mejorar la convivencia, comunicarse mejor, conocerse a sí mismos, aprender en un clima de respeto, favorecer a la formación integral de los alumnos y a la realización profesional, facilitando desplegar eficazmente el conocimiento y la vocación disciplinar de todos y cada uno de los futuros docentes.
La iniciativa de crear y ofrecer un espacio institucional sistematizado para reflexionar sobre las temáticas planteadas resulta hoy no sólo inédita, sino además de enorme valor para los futuros profesores de EGB3 y Polimodal. Nuestro objetivo final es la promoción de una enseñanza reflexiva en los alumnos, orientada a desarrollar competencias individuales y sociales de razonamiento lógico, juicios ponderados y actitudes de apertura y flexibilidad mental, premisa que comparto con el doctor Miguel Pérez Ferra, cuando expresa que la formación de profesores reflexivos denota mucho más que la probabilidad intelectual de esgrimir procesos cognoscitivos de análisis interno de distintos fenómenos curriculares y educativos, comprende además, la práctica de contenidos y actividades afectivas y morales en las aulas, la comunidad educativa y la sociedad en general.
“Un profesor reflexivo debería ser voz original e identificable. Voz que tiene una intención con propósito, que planifica la acción en busca de conocimiento”.
* La profesora Vaquer de Lúquez es la coordinadora de las Jornadas-Taller “Diagnóstico, prevención y resolución de conflictos escolares”

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