El museólogo y restaurador Andrés Sansoni asumió ayer como director del Museo Emiliano Guiñazú-Casa de Fader. Este mendocino de 37 años se hace cargo de esa función en un momento especial, signado por refacciones que el edificio necesita con urgencia, el alejamiento poco claro de su antecesor (Mario Dell’ Innocenti) y una supuesta e histórica mala relación entre el personal y quien ocupa circunstancialmente el cargo de director. “La elección fue por concurso, lo que ha asegurado su transparencia”, aclara de antemano el flamante funcionario, pero reconoce que las últimas gestiones han estado teñidas por la política de turno. Al respecto, opina: “No tengo nada que ver con política, no tengo conocidos en Patrimonio y eso me da muchísima confianza para el trabajo que me han encomendado”. “La directora de Patrimonio (Valeria Cortegoso), de quien yo dependo, tampoco es una persona política, sino técnica, al igual que el subsecretario de Cultura (Marcelo Lacerna). Somos gente formada en lo que tiene que trabajar. Eso me garantiza no mezclar mi función con la política, ubicar cada cosa en su tema”, precisa Sansoni. El consabido problema de humedad y goteras que tiene el edificio fue calificado de “principal” por el flamante director y anticipa que “ya está en marcha el proceso para cambiar toda la cubierta, más la extensión de una conexión a la cloaca que pasa por la calle. No son obras que hacen ruido, sino necesarias. Queremos empezar a trabajar por lo que realmente hace falta”. La Casa de Fader ha marcado récords de visitantes, pero sólo en oportunidades como la muestra de Oswaldo Guayasamín en 1993 o la exposición Fader en Casa, el año pasado, pero el resto del tiempo la afluencia de público suele ser escasa. Sobre esto, Sansoni manifiesta: “Con orgullo digo que estoy formado en Latinoamérica, una corriente de pensamiento y práctica mucho más social. Para mí es fundamental que el museo se inserte en todos los que integran nuestra comunidad. Voy a trabajar para acercar a aquellos que nunca se han acercado, es decir la gente más sencilla. Tratar de la Casa de Fader sea y se sienta la casa de todos”. Para lograr tamaño objetivo, el director dice que su proyecto “incluye un plan estratégico junto con la Dirección de Patrimonio Histórico y Cultural de la Provincia, la Facultad de Artes de la UNCuyo, la Subsecretaría de Cultura, el Ministerio de Turismo y Cultura, la Asociación de Artistas Plásticos y, sobre todo, con la Dirección General de Escuelas. Hay toda una planificación para consensuar actividades y abrir el museo a la comunidad”. “También –agrega– es una preocupación fuerte mía darle a la Casa de Fader un trabajo de conservación y estudio, aspecto en el que hasta ahora se ha rengueado”. Con respecto al personal, Sansoni mostró seguridad al prometer que hará “todo lo posible para reorganizarnos y trabajar con la gente que está. Creo mucho en ellos y si hubo problemas se pueden dar nuevas oportunidades. Pero tenemos que circunscribirnos a una institución muy concreta y objetiva como es un museo, por lo que si alguna persona no se ubica, ya no es mi culpa y habrá que tomar medidas. Mi intención es trabajar con todos los que estamos”.
Lo que inclinó la balanza
El nuevo director del museo fue elegido por concurso entre doce aspirantes, que presentaron antecedentes y un proyecto. Estos fueron evaluados por una comisión constituida por personal técnico de la Subsecretaría de Cultura, la Sociedad de Artistas Plásticos y la Universidad Nacional de Cuyo. “La Asociación Amigos del Fader apoyó la convocatoria abierta, pero a pesar de estar invitada a participar, no se expidió sobre la elección del nuevo director”, explicó la Ministra de Turismo y Cultura, Mariana Juri. “Nos llena de orgullo –continuó– que se hayan presentado 12 postulantes, porque significa que 12 personas han creído y confiado en un proceso transparente”. La comisión preseleccionó a cuatro de los candidatos y los elevó al Ministerio de Turismo y Cultura, para que decidiera quién sería finalmente la persona que desde ayer ocupa el cargo. “Los cuatro reunían muy buenas condiciones. Pero lo que finalmente inclinó la balanza fue que Andrés sea un mendocino que se ha capacitado en el exterior y ha vuelto a la provincia para volcar lo que aprendió, confiando de nuevo en ella. Además tiene un currículum muy amplio y en la entrevista nos contagió mucho su entusiasmo y las ideas que tiene para el museo”, concluyó Juri.