Ese concepto tan extendido entre nosotros de que el presente nunca es el momento adecuado y que los actuales protagonistas no son los aptos, es lo que nos lleva a no reformar la Constitución, a no cobrar por el boleto de micro lo que corresponde y dejar a cambio que los empresarios no paguen impuestos, a sacar de las arcas provinciales los sueldos de los docentes secundarios de la UNCuyo y en algún momento dejar de pagarlos, y demás. En todos los casos es barrer la basura debajo de la alfombra para evitar las olas del momento, sin recordar que el futuro llega siempre.
La experiencia nos está mostrando que una tempestad de vez en cuando nos hace salir fortificados y con los saldos a cero. Esa estrategia de dilatar las soluciones buscando un atajo para no enfrentar la realidad, a la larga o la corta, es un desastre.
Ahora estamos en el laberinto de los micros. ¿Y dónde están los funcionarios que en algún momento decidieron como mágica solución para tapar el sol con las manos que los empresarios no pagaran impuestos a cambio de no subir el boleto, con el único objeto de hacer demagogia frente a los mendocinos? Lo sano hubiera sido cobrar los impuestos, subir el boleto y, si se consideraba que los usuarios no lo podían pagar, subsidiarlo en los casos necesarios por el Presupuesto.
Pero no, “el estilo de los mendocinos”, que nos ha llevado al subsuelo de la decadencia en muchos aspectos, indicaba que nos debíamos mentir a nosotros mismos. Así no va.