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Uno: Hoy por hoy: Tramposa

La dirigencia mendocina en general, no sólo la política, ha sumido a la provincia en un aquelarre de adjetivos, olvidando que la realidad se mueve al ritmo de los sustantivos.

14 de octubre de 2005, 11:00.

Desde la enmienda del artículo 151 de la Constitución hasta la polémica de ayer por la calificación de “tramposa” que dio un senador a una interpretación de una integrante de la Corte, o la apelación de los docentes de la UNCuyo a revisar los contenidos de la educación en medio de una huelga son manifestaciones de aspectos que no hacen al fondo del funcionamiento social.
Los contenidos de la educación deberían estar en revisión permanente y no es posible que se transformen en moneda de cambio para justificar un paro que ya es injustificable. Porque lo que debería estar en cuestión es la calidad de todo el proceso educativo, incluida la de los docentes, que en muchos casos, demasiados, deja bastante que desear. Y no sólo en el nivel secundario, sino también en el universitario. Porque aquí habría que aplicar aquella vieja pregunta de: ¿quién evalúa a los evaluadores? ¿Quién controla y cómo la calidad docente de quienes tienen parada la educación de los colegios universitarios y de varias universidades? ¿Con qué estándares de calidad se miden? Las respuestas consecutivas son: nadie y ninguno.
Las interpretaciones de inconstitucionalidad o las enmiendas de la Carta Magna nada dicen sobre la escasa calidad del sistema de justicia local en sectores de la magistratura. Y mientras se discuten encarnizadamente y durante años esos aspectos nada se hace por mejorar la sustancia del servicio de justicia.
Sucede en lo judicial algo similar a lo que ocurre en la educación. Por estar discutiendo lo adjetivo nunca se llega a lo esencial. Por más que se duplicaran o triplicaran los sueldos de los protagonistas, la calidad de los servicios educativos y judicial seguirían siendo mediocres en promedio. Con lo cual, sin que quepan dudas de que hay que solucionar el tema salarial, lo que no se puede creer es que se está hablando del tema de fondo. Mientras los protagonistas tengan por único motor el conflicto no se irá a ningún lado. Tienen que aparecer otros protagonistas que además de adjetivos estén dispuestos a discutir lo sustantivo.
 

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