Esta posibilidad de dignificar a chicos con discapacidades fue el principal objetivo que se plantearon desde el Servicio de Estimulación y Rehabilitación del Departamento de Asistencia Médica y Social Universitaria (DAMSU) cuando empezaron a trabajar en la capacitación de chicos con estas patologías para que pudieran acceder a un empleo.
Si bien realizan una especie de pasantía estos seis chicos –César Pizarro, Cecilia Rubiunstein, María Luz Herrera, Jorge Bertolín, Alejandra Salopek y Silvana Traetta–, las nuevas caras en el quiosco del DAMSU, reciben remuneración por su labor como en cualquier otro trabajo.
El proyecto, que pertenece a Paula Martinelli, denominado “Formación para el trabajo e inclusión laboral de personas con necesidades educativas especiales”, y que se presentó hace un año, comenzó a efectivizarse desde hace un mes con la instalación del quiosco.
El proyecto tienen tres etapas, explicaron desde DAMSU. La primera fue la sensibilización de las empresas para que se sumaran a la tarea, y así se pudo lograr que se realizara una caramelera especial.
Según contó Cecilia Pérez, una de las profesionales que acompañan a los chicos, se hizo esta caramelera especial para que los chicos tuvieran acceso a toda la mercadería que ellos mismos reponen.
La segunda etapa fue la de formación. “El joven adulto (mayores de 18 años) no tiene inserción laboral real, pero para que tenga mayores posibilidades debe tener una formación”, explicó la doctora Alejandra de la Rosa, jefa del Servicio de Estimulación y Rehabilitación. Se realizaron varios meses de preparación. Según explicó la ortopedagoga Valeria Vigo, quien acompaña a los chicos en su trabajo, desde diciembre del año pasado hasta setiembre los chicos hicieron la práctica de trabajo, en la que les enseñó a manejar dinero y a ejercitar la atención al público.
La práctica consistió en la “venta” de tortitas y facturas, pero “esta venta no era con dinero real y lo que se buscaba era que aprendieran a manejar el dinero para poder dar el vuelto”, dijo Vigo. Por último se realizó la tercera etapa, que comenzó hace un mes, con el trabajo efectivo.
El grupo se dividió en dos turnos para la atención. Lunes, miércoles y viernes trabajan Cecilia, María Luz y César, y los martes y jueves Jorge, Ale y Silvana. No sólo lo atienden sino que toman pedidos por las oficinas y hacen los repartos. Además, alegremente reponen la mercadería y al final de la jornada –están de 8.30 a 11.30– admiten que llegan a casa muy cansados.