Por un lado una plétora médica excedida de acuerdo a la cantidad de habitantes y por otro, la falta de capacitación que hace que muchos médicos terminen siendo malos profesionales. Esto repercute también en la calidad de las prestaciones de salud, tanto públicas como privadas.
El sinceramiento público efectuado por Horacio Candisano, asesor del gabinete del Ministerio de Salud, respecto de la situación médica incomodó a la corporación. Pero el funcionario recalcó: “Sería caprichoso pensar que todos los médicos son malos; pero vivimos en una provincia donde hay una sobreoferta de profesionales por lo tanto no alcanzan los lugares de formación, lo que provoca la existencia de malos médicos. Además no resulta fácil acceder a un posgrado, que por supuesto son pagos y no están al alcance de muchos médicos”.
Berríos, por su parte, se explayó sobre la pauperización laboral de los médicos: “Hace unos años atrás todos los cargos en el Estado eran por concurso y pedíamos que se hicieran por concurso las guardias y las actividades sanatoriales. Pero a partir de la gran cantidad de profesionales se han creado condiciones contractuales más precarias que son increíblemente perjudiciales”.
En el sector privado la situación es más grave aún. Esto llevó al Círculo Médico a trabajar en un proyecto que presentarán en la Legislatura solicitando una regulación para el ejercicio profesional en el ámbito privado. “En el área de la salud privada suceden las cosas más aberrantes que se puedan imaginar –denunció Berríos–. Trabajan una cantidad de horas exagerada con derechos nulos y con grandes responsabilidades. Por ejemplo, un médico de guardia de un sanatorio tiene que hacerse cargo de la terapia intensiva, porque a partir a cierta hora no hay médico para ese área. Y debe aceptarlo por miedo a que lo echen y encima a lo mejor no le pagan”.
Y agregó: “Les hacen contrato por un mes, se van y luego viene otro; o si no les hacen el primer contrato y cuando se vence siguen trabajando sin respaldo o se los nombra sólo de palabra. Esto es muy frecuente, sobre todo, entre los médicos jóvenes que no tienen ningún currículum que exhibir y por lo tanto tienen que aceptar lo que sea”, subrayó el directivo.
Las endebles condiciones de trabajo también tocan a los servicios de emergencia. “Antes tenían médicos muy calificados y ahora requieren menos requisitos para trabajar porque los que están formados con residencia en emergentología son escasos. Entonces se nutren de profesionales recién recibidos, con poca experiencia. Debería ser al revés, en un servicio de emergencia es donde más experiencia se requiere de un médico”, se lamentó Berríos.
El desafío de especializarse
Los médicos tienen cuatro posibilidades de acreditar especializaciones en la provincia. Este perfeccionamiento es casi el camino exclusivo para alcanzar mejores y más reconocidos puestos de trabajo para escapar de la precarización laboral que enfrentan sobre todo los galenos recién recibidos.
Una de las posibilidades es acceder a un curso de posgrado, lo que les implica un gasto importante; en las otras tres alternativas si bien no tienen que pagar están sujetos a las vacantes que ofrezcan los efectores de salud. Una de las posibilidades es hacer una residencia que dura entre 3 y 4 años, la segunda es cumplir una concurrencia programada (el mínimo acreditable es 4 a 5 años) y la tercera es perfeccionarse en un servicio médico (con un mínimo acreditable de 5 años donde deben estar con un jefe a cargo). En todos los casos dependen de las posibilidades de los hospitales, clínicas o sanatorios.
El órgano que otorga estas especializaciones es el Consejo Deontológico que depende del Estado. Mediante la resolución 2.270 del 29 de octubre de 2001 establece un listado de 55 especializaciones vigentes, 62 subespecialidades y 82 habilitaciones de la especialidad.
El consejo está integrado por cinco médicos que son quienes firman los certificados que reconocen la especialidad. Estas especialidades tienen vigencia permanente, no necesitan ser revalidadas en forma periódica.