A su vez, el nivel de deserción fue menor en este período que en el resto del país: la tasa de retención de la UNCuyo fue del 88% en los últimos cinco años.
Sin contar estudiantes de posgrado y preuniversitarios, la UNCuyo pasó de tener 23.834 alumnos en 1999 a 31.527 en el 2004. Esto implica que la cantidad de estudiantes de nivel universitario aumenta anualmente el 5,8%, mientras que el número de egresados creció, en el mismo período, a un ritmo de 9,1% cada año.
“Nuestros números están mucho mejor que la media nacional”, se enorgulleció la rectora, Victoria Gómez de Erice, al revelar estadísticas que también se dieron a nivel nacional en los últimos días y que dejan al descubierto, entre otros temas, que la mayoría de los estudiantes demora entre 7,5 y 12 años en recibirse.
El porcentaje de los alumnos que efectivamente llegan a obtener su título de grado en la región no es muy diferente al de otras universidades públicas: mientras que en 1999 se graduaban en nuestra provincia 1.431 estudiantes, esta cifra trepó a 2.128 en el 2004, con un crecimiento del 49% en el total.
En el resto del país, la tasa de crecimiento de graduados fue a su vez sostenida en los últimos cinco años: las estadísticas hablan del 11,7% de aumento anual en las universidades públicas y 7,3% en las privadas.
Volviendo a la UNCuyo, las estadísticas revelan que los grupos de carreras que más crecieron entre 1999 y el 2004 fueron las humanísticas (Artes, Educación, Historia, Letras y Filosofía), con el 12,9% de promedio anual.
Muy por debajo se ubicó el crecimiento de la matrícula de las llamadas “ciencias básicas y tecnológicas” (Física, Química, Biología y Matemáticas), con un crecimiento del 2,5% al año y el área de ciencias sociales, con un incremento promedio del 1,8% anual.
En salud, la matrícula descendió, hecho que el Rectorado atribuye no a la falta de interés de los estudiantes, sino al cupo que rige desde hace varios años en Ciencias Médicas y Odontología.
Por otro lado, las tecnicaturas dictadas en el Instituto Tecnológico Universitario (ITU) registraron un aumento promedio anual del 6,5%. “Son carreras breves, de dos años, que se adaptan a los requerimientos del mercado laboral, ya que se van abriendo y cerrando de acuerdo con la demanda”, evaluó la rectora.
Gómez de Erice sostiene que los auspiciosos resultados que arrojan las estadísticas se deben, entre otras cosas, al creciente número de becas que otorga la Universidad: “Las becas obligan a los chicos a cumplir con los requerimientos. La Universidad incrementó el presupuesto destinado a becas en los últimos dos años del 1,8% al 2,5%, lo que representa $2,5 millones del presupuesto destinados a ese fin”.
Cómo ayudan las becas BIPU
“Las becas de ingreso y permanencia, BIPU, son las que más contribuyen a la permanencia de los chicos dentro de la Universidad –subrayó la rectora Victoria Gómez de Erice–, al igual que las becas de transporte, de comedor y de fotocopias. En el Comedor Universitario damos de comer diariamente a 600 estudiantes. Desde este año incorporamos becas especiales para los chicos de la comunidad huarpe de Lavalle, las que han ayudado muchísimo a ampliar el número de alumnos de esta comunidad”.
“Este año comenzamos también con un programa que nos parece muy interesante –explicó la rectora–, que es de contención para chicos que sufren los problemas que acarrea el desarraigo cuando vienen de sus departamentos a estudiar a la Universidad”.
El programa, en el que trabajan no sólo psicopedagogos y asistentes sociales, sino también voluntarios de las diferentes carreras que han pasado por la situación de sentir el desamparo que a veces resulta de encontrarse lejos de la comunidad y de la casa paterna, apunta a alentar la generación de actividades grupales entre estos jóvenes.
“El Servicio de Orientación alienta a los chicos a poner en palabras sus sensaciones de soledad y desarraigo, de forma que éstas no se conviertan en una carga que, en definitiva, va en detrimento de sus posibilidades de estudiar”, detalla.
De hecho, la soledad y el miedo a asumir responsabilidades y a afrontar los exámenes se cuentan entre los principales motivos de la deserción universitaria en los primeros años de la carrera.
“Si sumamos esto a la difícil situación económica que afrontan muchos de los chicos que vienen de los departamentos, que no les permite salir ni tener gastos en espacios de esparcimiento, se entiende aún más por qué muchos de ellos abandonan los estudios”, evaluó la rectora de la UNCuyo.
Demoras en concluir las carreras
Ya sea porque las carreras están mal diagramadas o porque los estudiantes no pueden dedicarse tiempo completo al estudio ya que deben trabajar o porque la Universidad es gratuita y en este caso “el tiempo no es dinero”, las estadísticas demuestran que los estudiantes necesitan para recibirse al menos 2,5 años más de lo que indica el plan de estudios.
“En este punto también estamos mejor que en el resto del país. La demora promedio en nuestra universidad es de 50%, mientras que la media a nivel nacional es del 60%”, evaluó al ser consultada sobre este punto la rectora Victoria Gómez de Erice.
La funcionaria subrayó que esta cifra “debe relativizarse”, porque falta investigar una variable fundamental, que es la de los alumnos que trabajan. “El año próximo nos abocaremos a buscar alternativas para los estudiantes de medio tiempo. Tenemos que investigar cómo son los sistemas en otros países. Todavía no tenemos el panorama muy claro, pero a eso nos dedicaremos en el 2005”, prometió la rectora. Y admitió que estas demoras son un tema urgente a investigar y resolver, especialmente en carreras donde la permanencia es muy prolongada.
Veamos el ranking de la UNCuyo. Los profesorados de Filosofía, Letras e Historia duran cinco años en teoría, pero los alumnos demoran 12 y 13 años (promedio) en graduarse.
Los que estudian Artes Plásticas deberían recibirse en cinco años pero lo hacen en diez, mientras que los de Ciencias Económicas, Administración de Empresas y Economía están 8,5 años en la Universidad cuando deberían terminar –teóricamente– en cinco.
A los estudiantes de Comunicación Social les lleva 9,8 años terminar una licenciatura que está pautada en cinco, mientras que los de Trabajo Social demoran 8,8 años en obtener su título.
A diferencia de lo que sucede en otras universidades del país, los estudiantes de Ciencias Agrarias toman 7,5 años en terminar una carrera que dura 5,5 años, haciendo un buen tiempo.