Además, Mendoza es la undécima provincia con mayor porcentaje de analfabetos del país, con el 3,2%, lo que la pone en peor situación que otros distritos argentinos con alta densidad de población como Ciudad de Buenos Aires (0,4%), Buenos Aires (1,5%), Córdoba (2,1%), y Santa Fe (2,4%). Esto implica que en la provincia hay 41.041 analfabetos mayores de 10 años, que por su condición no saben leer, escribir ni realizar las cuatro operaciones matemáticas base como sumar, restar, multiplicar y dividir.
Por si todo esto fuera poco, al igual que ocurre a nivel nacional en la provincia hay un analfabeto puro por cada graduado universitario. Los datos surgen de analizar el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), y revelan una preocupante situación educativa local. “El panorama es triste y no se avizora en el mediano plazo una solución de fondo. No todo pasa por un mayor presupuesto. Además de inversión, falta sistematicidad en la aplicación de los recursos existentes y en la continuidad y evaluación de las políticas que se aplican”, explicó ayer a UNO Susana Ortega de Hocevar, directora del Instituto para la Lectura de la UNCuyo y directora de una subsede de la Cátedra de Lectura y Escritura de la Unesco en América Latina.
En su análisis, Ortega de Hocevar dividió el problema en causas y consecuencias. Respecto del origen de este cuadro, la especialista responsabilizó a la pobreza extrema, la marginación, la violencia intrafamiliar y la desnutrición infantil como las macrovariables que causan estragos. “En su último informe la Unesco advirtió que en la Argentina trabaja 1 millón de niños como consecuencia de la crisis económica. Esos chicos no van a la escuela o desertan en los grados más bajos. Y lo peor es que no hay un sistema que los rescate”, agregó la profesora. Pero además del contexto global, hay microvariables que también influyen. En lo pedagógico, se sigue trabajando con esquemas de alfabetización que tienen un siglo y que no resultan aplicables ni adaptables a la realidad actual. “Un chico que llega a una escuela urbano-marginal tiene un déficit de 3.000 horas de lenguaje, carencia que arrastra desde su casa. Sin embargo, la maestra empieza enseñándole las letras. Cognitivamente, el chico no sabe lo que se pretende de él. Esto es un ejemplo claro de por qué fracasa el sistema escolar”, señaló Ortega de Hocevar. También el aspecto sociocultural influye. “Las maestras tienen un rol asistencialista que les impide abocarse a su tarea específica, la enseñanza”, dijo la profesora. Algunas de las consecuencias de este deficiente sistema educativo ya están a la vista, como cuando los adolescentes y jóvenes llegan a la universidad con serios trastornos para comprender y producir textos. “Es lo que nosotros llamamos analfabetismo académico, propio de los que intentan acceder a instancias superiores y fracasan porque no entienden lo que leen o no saben expresarse ni argumentar”, indicó la especialista. En el largo plazo el peligro es mayor: “Mientras menos educado esté el pueblo, menor juicio crítico, menores posibilidades de libertad, autonomía, e independencia”, concluyó Ortega de Hocevar.
> Mientras en Mendoza hay 41.041 habitantes analfabetos, sólo 46.130 concluyeron el nivel superior universitario. De ahí que haya casi un analfabeto por cada diplomado.
> En Mendoza hay 1.121.272 personas mayores de 15 años. De esa cantidad, 782.752, es decir, el 70% ostenta un nivel educativo inferior al secundario incompleto. El detalle es el siguiente: 43.243 carece de instrucción; 185.255 no completó la primaria; 307.280 terminó la primaria; y 246.974 no finalizaron el secundario.
> El analfabetismo afecta por igual a hombres (20.176) y mujeres (20.865).
> Para los datos de este informe se consideró la vieja estructura, donde la primaria va de primero a séptimo.