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Uno: La “otra” prensa del Ceibo 2005

Estudiantes de la carrera de Comunicación Social de la UNCuyo siguen el operativo militar que se realiza en la provincia como corresponsales de guerra. Su cobertura se puede ver luego en internet

23 de noviembre de 2005, 11:20.

“Siete pilotos de Centauro y varios civiles de Canopus murieron como resultado del avance de la coalición”. “Cuestionan la imparcialidad de la ONU en este conflicto”.
Estos son algunos de los títulos que La Voz del Centauro y El Heraldo de Canopus publican en todo momento sobre el operativo militar Ceibo 2005, que se realiza actualmente en Mendoza.
Los corresponsales de guerra encargados de cubrir este simulacro no son otros que estudiantes de la carrera de Comunicación Social de la UNCuyo que fueron seleccionados a partir de un convenio entre la IV Brigada Aérea y esta casa de altos estudios.
Lo que se busca es fortalecer el vínculo entre la entidad educativa y la fuerza. Además, que los estudiantes formen parte de una experiencia única y que pilotos y militares sepan interactuar con los medios.
Darío Daldi, director de la carrera de Comunicación, convocó a los alumnos que trabajan en la Agencia de Noticias de la UNCuyo para participar en este evento. Así, fueron elegidos diez voluntarios para oficiar de corresponsales de guerra.
En función de que deben cubrir una guerra virtual, fueron divididos en dos grupos: El Heraldo de Canopus (país atacante) y La voz de Centauro (país atacado). Estos dos bandos son supervisados por Silvina Torre y Santiago Guerrero, de Comunicaciones de la Fuerza Aérea en Buenos Aires, y por el mayor Aldo Capusotto.
Estos estudiantes-corresponsales tienen la misma responsabilidad que un medio profesional, es decir, reciben gacetillas de la Oficina de Información Pública (OIP), chequean la veracidad de esas fuentes (que pueden ser tergiversadas por el país contrario), asisten a conferencias de prensa dadas por la coalición que relata el curso de la guerra virtual, buscan la primicia, hacen entrevistas a pilotos y vuelan en un avión militar F-27. Con todo ese relevo de datos posteriormente los jóvenes elaboran sus diarios.
Esas noticias son publicadas casi en tiempo real en intranet (una red interna de la Fuerza Aérea) para los países involucrados en este ejercicio. Luego, los editores de El Heraldo de Canopus y La voz de Centauro revisan el material y lo cargan en internet (www.fuerzaaerea.mil.ar) para que el público en general tenga acceso a lo registrado en la contienda virtual.
Para Darío Daldi, al principio la carrera de Comunicación no estaba convencida de aceptar este trato porque siempre se preocuparon por enseñar lo negativo que tiene una guerra. “Llevar a mis alumnos a participar en un conflicto bélico, por más irreal que fuese, era ir contra estos principios. Pero después de un largo debate entre alumnos y profesores concluimos que lo mejor era participar, para que los chicos pudiesen conocer, aprender y reflexionar sobre el rol del periodista en tiempos de guerra”, evaluó el docente.
 
La toma de decisiones
Los estudiantes viven su trabajo de una manera especial, no sólo porque pueden ver cómo opera la Fuerza Aérea o por la adrenalina que genera volar en un avión militar. También porque les permite evaluar la posición que debe tomar un periodista cuando recibe distintas informaciones de lo que está sucediendo en el campo de batalla.
Estos comunicadores discuten acerca del tratamiento que deben darles a sus notas y con qué fotos acompañarlas (si deben ser sensacionalistas, sobrias u ocultar algún dato). Y esto tiene un porqué: ya generó controversias cuando uno de ellos tuvo que enfrentarse al hecho de publicar una noticia sobre el simulacro, ilustrada con una foto real de niños heridos por la guerra. Eso le resultó muy duro porque aseguró no estar preparado para afrontar esa realidad, aunque fuera lejana para él.
Paula Vázquez Viera uno_mendoza@diariouno.net.ar

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