Con el estadounidense David Handel como director y con la interpretación de las obras El lago de los cisnes y Sinfonía Nº2 (ambas de Chaikovsky), la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo inicia hoy su temporada 2005, a las 21, en el teatro Universidad (Lavalle 77, Ciudad).
“Presentaremos una suite del Lago… que no es la común y corriente, por lo que va a ser novedoso para el público, ya que contiene unos arreglos propios espectaculares”, explica en perfecto español Handel, aunque no logra escaparse de su acento natal.
El director habla luego de la Sinfonía Nº 2 del compositor ruso y explica entusiasmado que se trata de una obra “hecha por un Chaikovsky joven, brillante, con gran energía y creatividad melódica, que va a ser del gusto de quienes asistan a la función”.
Aunque habrá repertorio clásico (Bach, Beethoven, Mendelssohn o Mozart) en 2005, según Handel “la innovación pasa por todos lados”. “De hecho las sinfonías 2 y 3 de Chaikovsky son obras que no se han hecho más de cuatro veces en la historia de la orquesta”, apunta José Loyero, coordinador general de la Sinfónica.
Siguiendo con las innovaciones, la orquesta ofrecerá este año en Mendoza un estreno mundial: el 24 de junio, la provincia oirá Fantasía para Bombardino, de Adriana Figueroa, compositora mendocina formada en la Escuela de Música de la UNCuyo.
Entre los objetivos prioritarios de la sinfónica para la temporada, Handel indicó: “Lograr un contacto más intensivo con las empresas, y otras instituciones” y “ajustar el papel de la orquesta en la comunidad”. Con respecto a la segunda idea, detalló que “hay que recorrer varios caminos” y puso como ejemplo la experiencia de la Orquesta Sinfónica de Bolivia que también dirige, “donde el público creció mucho”. Así, propone “mantener un diálogo con los medios. Lo que hacemos no es elitista, sino un diálogo cultural en el cual la platea tiene un papel fundamental”.