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Uno: La violencia juvenil se expresa en tribus y pandillas urbanas

Son jóvenes que marcan su propio territorio, tienen códigos en común y un líder que comanda. Para los especialistas, “es una forma de expresar su desencanto”

01 de junio de 2006, 13:22.

Las dos adolescentes atraviesan un domingo en la tarde la plaza Independencia. Inesperadamente, a una de ellas le arrojan un chorro de agua. Sorprendida, comprueba que ha sido otra chica –no mayor de 15 años– que acababa de cargar una botella en un bebedero cercano. La chica pide explicaciones, pero por toda respuesta recibe tirones de pelo, golpes e insultos de la agresora y otros cuatro pibes que la acompañan. Cuando la pandilla considera que ya es suficiente, sigue su camino con destino incierto.

 

La historia es real, sucedió hace dos semanas y es el reflejo local de un fenómeno creciente en el país: las pandillas, que ganan el espacio público. Sus integrantes suelen tener entre 10 y 20 años, actúan en territorios determinados, como un barrio, pero cruzan su fronteras para delinquir o pelear con otros grupos.

 

Tienen orden jerárquico y un líder que protege a los demás; poseen códigos, como una forma común de vestir o de hablar; y hasta ritos de iniciación, que van desde una paliza hasta cometer algún delito a modo de carnet de ingreso, detalla Juan Carlos Mansilla, psicólogo y director de la ONG de Córdoba Programa Cambio, y docente de adicciones en la Universidad Nacional de esa provincia.

 

“En estos jóvenes, la violencia es una forma de expresar su desencanto por lo social, su falta de expectativas, una sociedad que le impone objetivos pero que no les abre caminos para lograrlos: es como lo que le pasa a un animal acorralado”. Así lo justifica el profesional, de los tantos que desde hoy participará del 1º Congreso de Adolescencia, Salud Mental y Trastornos Adictivos, en el Centro de Congresos y Exposiciones, de Ciudad.

 

Juan Florencio Reboredo, vicepresidente del encuentro y director de la Unidad de Internación en Crisis, de la Dinaadyf, ratifica que las pandillas suburbanas ya “se están manifestando en Mendoza”. Estima que la problemática no está formalmente estudiada aquí, por lo que seguramente se planteará en este congreso.

 

Una manera de aparecer

 

Mansilla explica que los adolescentes y jóvenes se esfuerzan por construir una presencia en lo social a través de la educación, el trabajo o los ámbitos para el tiempo libre. Pero ante la exclusión construyen sus propios espacios ajenos a las reglas: en el fondo, una “manera de aparecer”. Así surgen fenómenos como las tribus urbanas, cuyos integrantes comparten un mundo simbólico propio –música o moda–, pero no necesariamente a contramano de lo social, aunque puede aparecer la rebeldía.

 

Un paso más allá están las maras o pandillas. “Estos se apropian de un territorio físico, donde arman el propio espacio, con una frontera que puede cruzar el que se adapta y es de ellos, o de lo contrario es enemigo”, resalta Mansilla.

 

Las “patologías del tercer milenio”, eje de un congreso

 

El fenómeno de las pandillas suburbanas será uno de los tantos tópicos que se abordarán hasta el sábado en el Primer Congreso Argentino de Adolescencia, Salud mental y Trastornos Adictivos. Se realizará desde hoy a las 9, en el Centro de Congresos y Exposiciones, con expositores de Mendoza y el país, España, Chile, Estados Unidos y Colombia. (...)

 

Está organizado por la Revista Eradicciones, el Plan Provincial de Adicciones, los hospitales Carlos Pereyra y El Sauce y las Universidades de Mendoza y la UNCuyo, entre otros. (...)

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