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UNO: Malabaristas no quieren dejar la calle

Si bien la ordenanza no los nombra directamente, también los incluye. Dicen que no van a negociar.

03 de septiembre de 2004, 11:16.

Los malabaristas salieron ayer a mostrar su disconformidad con la ordenanza que prohíbe en Capital la actividad de los limpiavidrios, ya que si bien consideran que no los involucra con claridad, los afecta indirectamente.

Los compadres –como se autodenominan– se refieren al artículo 1 que “prohíbe la actividad de cualquiera que entorpezca el libre tránsito de los automovilistas”. Desde Capital contestaron que, aunque no esté directamente aclarado en la norma que también incluye a los malabaristas, la harán cumplir para todas las actividades callejeras.

Para el martes pidieron una audiencia con el intendente Eduardo Cicchitti. “No queremos negociar nada, no vamos a ir a trabajar a una fábrica cuando nosotros somos artistas”, argumentó Carlos Cardozo, quien organiza a los cerca de 100 malabaristas que trabajan en la Ciudad.

Y redoblaron la apuesta: pretenden ser incluidos en un parque turístico o que se les asignen algunas esquinas para desarrollar su labor.

Al respecto, la Municipalidad dice que ya está trabajando en un proyecto para brindarles a estos artistas un espacio en un parque donde puedan trabajar a la gorra u otras alternativas.

Estos artistas señalaron a UNO que no creen que realicen una tarea que moleste a los conductores. “Nosotros no pedimos monedas; la gente nos da 1 peso porque está conforme con nuestra labor”, dice Cardozo.

Es más, aseguran que los conductores no se quejan de agresiones, como sí ha sucedido con los limpiavidrios. Además destacan que para ellos lo que hacen es un oficio “no sólo una salida laboral”.

Los ahora denunciantes se reúnen todos los domingos a las 16 en el Parque Cívico para entrenarse, pero piensan dedicar el próximo encuentro a analizar la ordenanza capitalina y ver qué medidas tomarán.

Cada uno de los chicos, jóvenes y adultos que hacen arte en la calle, recaudan entre $18 y $25 en una hora y media.

Cardozo, el vocero, justificó la labor al evaluar que “los 25 pesos podrían ganarse en menos tiempo si los chicos asaltaran. Sin embargo, lo hacen trabajando y entrenando para hacer lo mejor de este arte”.

Para ejemplificar, contó que cada clava que se utiliza en el trabajo callejero cuesta $25 y es traída desde Chile.

Con el malabarismo, varios de ellos pagan sus estudios en la Facultad de Arte de la UNCuyo. En los casos en que no cuenten con estudios, Alfredo Lafferriere, director de Cultura, adelantó que la idea es incluirlos en el plan de alfabetización. “Queremos que los chicos terminen su primaria, secundaria y la facultad. Esto se haría con el convenio ya firmado con la UNCuyo para que puedan ser reales profesionales estudiando en la Facultad de Artes”, detalló.

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