Sencillo, corto y casi sin emoción. Así fue el acto oficial por el Día de la Bandera realizado ayer en la IV Brigada Aérea, y en el cual el gobernador Julio Cobos y autoridades militares le tomaron juramento a la Enseña Patria a unos 800 cadetes de diversas unidades.
Con la pista de aterrizaje de la IV Brigada como escenario y con los hangares como escenografía de fondo, al acto asistieron unas 2.500 personas, en su mayoría familiares de los cadetes de la Escuela Naval Militar de la Armada, el Liceo Militar General Espejo y el Instituto Universitario de Seguridad Pública de la Provincia, más 18 soldados voluntarios de la IV Brigada Aérea.
En el palco de autoridades, Cobos estuvo acompañado por altos jefes militares y por su vicegobernador, Juan Carlos Jaliff, y los ministros de Gobierno, Gabriel Fidel; Justicia y Seguridad, Alfredo Cornejo; Economía, Laura Montero, y Desarrollo Social, Ana María Gotusso. Con ellos se vio al intendente de Capital, Eduardo Cicchitti, pero llamó la atención la ausencia del jefe comunal de Las Heras, el justicialista Rubén Miranda.
El acto se inició con la revista de la agrupación a cargo del gobernador y el jefe de la IV Brigada, comodoro Marcelo Ernesto Puig; el director del Liceo, coronel Mario Bustos, y el de la escuela Naval Militar, capitán de navío Antonio Torres.
Luego, Cobos saludó a la tropa y el capellán de la unidad anfitriona, Alvaro Ortiz, hizo una invocación religiosa que buscó un parangón entre la creación de los astros según se expresa en el libro del Génesis y los colores y el sol de la Bandera.
Emoción en los padres
Entonces, las banderas de ceremonia de cada una de las unidades que jurarían se pusieron frente a los cadetes. En esa posición, Cobos les tomó el juramento a los cadetes del Instituto de Seguridad Pública, para ser seguido por cada uno de los superiores, que fueron haciendo lo mismo con sus unidades.
Ese fue el único momento emocionante del acto, sobre todo de parte de los padres de los cadetes más jóvenes. En muchos casos no pudieron disimular sus lágrimas y sonrisas de orgullo al oírles jurar la Bandera a sus hijos y ser saludados por las marchas interpretadas por las bandas de Música y Guerra de la brigada aérea y el Liceo.
Luego, mientras los cadetes se desconcentraban no sin antes marchar delante del palco de autoridades, arrancó un desfile aéreo. Fue el golpe de efecto que sacudió el ritmo apagado y marcial con el cual venía desarrollándose todo.
Por encima de las cabezas de todos pasaron, de norte a sur y en vuelo rasante, tres aviones Moranne Saulnier y un Pampa, seguidos por tres Sukhoi y un helicóptero Lama.
Fueron los segundos los que dieron la nota al surcar a muy baja altura, de este a oeste, por sobre donde se encontraba el público, que no pudo evitar aunarse en una exclamación de asombro. Una vez terminado este capítulo, las autoridades se retiraron al Casino de Oficiales para un lunch.
* Fabián Sevilla / fsevilla@diariouno.net.ar