Organizar una ceremonia es algo que cada vez más instituciones de todo tipo deben realizar. Muchas veces la tarea se deja en manos de personas que tienen que cargar con la responsabilidad de cualquier manera, es decir improvisando.
Pero Mendoza tiene a las únicas especialistas en Ceremonial con grado universitario en Latinoamérica: Marcela Argumedo (48) y Belén Gioia (23), quienes lograron en la Universidad del Aconcagua la tecnicatura en la disciplina y no descartan seguir la licenciatura, si es que se habilita, en agosto.
Gioia, quien también se desarrolla como adscripta en la cátedra de Ceremonial y Protocolo, detalla que “la currícula comprende desde el estudio de distintos antecedentes ceremoniales de todo el mundo hasta cuatro idiomas (inglés, francés, portugués e italiano).
Argumedo define la carrera como “un elemento ordenador en un mundo globalizado en el cual se dan cada vez más relaciones con otros países, empresas y culturas. Es como un filtro que ayuda a que sea armónico el accionar de estos encuentros”.
Fueron caminos distintos los que hicieron a estas mujeres coincidir en la profesión. “Yo estudiaba Teatro, pero la carrera de Ceremonial me fue llamando cada vez más la atención porque me gusta organizar, me interesan los modales y los comportamientos sociales. Por eso me incliné por ella”, se sincera Gioia.
En cambio, Argumedo tenía 45 años y era directora de cuentas en una agencia de publicidad cuando se decidió a estudiar Ceremonial. “Además me encargaba de las relaciones públicas y cuando apareció la carrera vi la oportunidad de adquirir capacitación en lo que me gusta”, comenta.
Luego agrega: “Me encantan los cambios, pienso que los que no pueden adaptarse a ellos están en desventaja y si comenzás a estudiar nuevamente a los 45, es porque querés hacerlo. Cuando vas a rendir una materia no querés aprobarla, querés saberla”, diferencia.
Ambas tienen un futuro promisorio, pero reconocen que, “como toda carrera relativamente nueva, necesita difusión ya que no todos saben cuál es el campo de acción. Es un campo virgen por un lado, lo que nos favorece, pero por otro, no hay mucha gente que conozca la disciplina, a veces hay que crear la necesidad y después vender la satisfacción. Las empresas y las instituciones en general cada vez se amplían y relacionan más, por lo que nuestra profesión comienza a ser muy requerida”.
*Gonzalo Ponce / uno_escenario@diariouno.net.ar