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Uno: Opinión: El rumbo de la educación superior

Por Daniel Pereyra, Rector de la Universidad de Congreso

Bajo el lema “La Universidad Iberoamericana en la Sociedad del Conocimiento” se celebró en la ciudad de Sevilla, en el pasado mayo, el I Encuentro Iberoamericano de Rectores, convocado por el portal Universia. La importancia de la temática discutida, la extraordinaria convocatoria, a la que respondieron más de cuatrocientos rectores, la apertura realizada por el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, la presencia del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y la clausura a cargo del rey Juan Carlos I hablan de la trascendencia del encuentro. La reunión se desarrolló en el marco de los festejos de los 500 años de la Universidad de Sevilla. Se discutieron cuatro ejes temáticos, que culminaron en cuatro aspectos relevantes en la puesta en común: “El nuevo modelo de universidad Iberoamericana”; “El espacio común iberoamericano en un mundo globalizado”; “La universidad como factor de desarrollo económico y social”; “La relación universidad y empresa. La innovación”.

En cuanto a “El nuevo modelo de universidad iberoamericana”, se concluyó que debe incorporar nuevas funciones y pautas que la conviertan en motor del desarrollo sostenible de nuestras sociedades. Algunos rasgos de esta entidad son: 1) Compromiso irrenunciable con el saber, la generación y difusión del conocimiento y el carácter humanista, científico y técnico de la formación. 2) Un modelo de enseñanza basado en los principios éticos, la transmisión de valores y en el aprendizaje del estudiante. Renovación profunda de las metodologías docentes. 3) El compromiso de internacionalización de la actividad académica (investigación y docencia). 4) El compromiso de desarrollo de investigación básica y aplicada y actividades emprendedoras en estrecha colaboración con el sector empresarial y las administraciones públicas.

En relación con el “Espacio común iberoamericano en un mundo globalizado”, se consensuó que este espacio universitario debe ser establecido sobre criterios de excelencia, calidad y colaboración universitaria. Su logro exige: 1) La promoción de ideas, programas y modificaciones del marco normativo universitario necesarias para favorecer la movilidad de estudiantes, profesores e investigadores. 2) Respaldo al desarrollo de redes universitarias de colaboración e investigación en el seno de la comunidad iberoamericana, abiertas a otras universidades del mundo. 3) Promover iniciativas comunes tendientes a garantizar la evaluación de la calidad, la riqueza lingüística de nuestra comunidad y especialmente la de las lenguas española y portuguesa. 4) Proclamar el derecho y deber de las universidades de participar en las iniciativas y proyectos de nuestros gobiernos y en los derivados de las cumbres iberoamericanas de jefes de Estado y de gobierno. 5) Promoción de proyectos que aprovechen las oportunidades que ofrece la globalización para reforzar nuestra identidad iberoamericana y su diversidad.

Respecto del rol de la universidad como factor de desarrollo económico y social, se acuerda que las instituciones deben asumir plenamente su compromiso con el desarrollo económico y social. Su concreción deriva de las siguientes acciones: 1) Promover el establecimiento de programas y planes específicos de acción de los gobiernos que permitan la creación de un marco estable y sostenido de inversiones en conocimiento. 2) Avanzar en nuestras respectivas comunidades en la realización concreta de colaboración con las administraciones públicas, las instituciones sociales y las empresas, para desarrollar y explorar todas las posibilidades de contribución de la institución universitaria al desarrollo económico y social de nuestros entornos. 3) Desarrollar su dimensión emprendedora, con el fomento de la relación con la empresa. 4) Atender al diseño y desarrollo de programas de enseñanza acordes con los requerimientos de la sociedad, con el fin de facilitar la inserción laboral de nuestros estudiantes. 5) Atender a las necesidades crecientes de programas de formación continua para facilitar la inclusión social y actualización de los profesionales de la empresa y de las administraciones públicas.

En cuanto a la relación universidad y empresa, queda manifiesto el protagonismo de las universidades en las economías basadas en la innovación permanente, factor que les obliga a asumir funciones nuevas. 1) Es función de la universidad promover el potencial innovador de los equipos de investigadores mediante la participación activa en espacios institucionales de encuentro y colaboración con las empresas, que identifiquen las necesidades productivas y propicien la colaboración mutua. 2) Resulta muy necesario intensificar el intercambio profesional entre la universidad y la empresa. Por un lado, mediante programas de prácticas de estudiantes universitarios en las empresas y por otro, con la participación de profesionales en actividades docentes. 3) Promover la participación de las empresas y administraciones en el desarrollo de fórmulas capital-riesgo que complementen las iniciativas emprendedoras de las universidades.

Con relación a este último punto merece destacarse que este encuentro de rectores de Iberoamérica no hubiera sido posible sin la iniciativa del portal Universia. Constituye a mi juicio un extraordinario ejemplo del potencial de la relación universidad-empresa. El propio presidente de Universia, Emilio Botín, expresaba en el encuentro: “…Tengo el gusto de sumar a este trabajo, el compromiso de Universia de seguir contribuyendo al desarrollo de este espacio común que las universidades iberoamericanas están creando en torno a la formación, la investigación, la cultura y la colaboración con la empresa”.

El jefe del gobierno español, Rodríguez Zapatero, manifestó en la apertura del encuentro: “Quiero expresarles mi compromiso con la creación de ese espacio común del conocimiento y anunciarles que propondré, en el marco de la XV Cumbre de Jefes de Estado y de gobierno, el impulso de un programa cumbre con ese objetivo”.

En resumen, la Declaración de Sevilla describe el compromiso de las universidades iberoamericanas por mejorar la educación superior, apostar a la internacionalización, a la calidad educativa y a contribuir en el desarrollo de nuestras comunidades. Sin duda, mayo del 2005 se constituirá en un hito fundante de la identidad y prácticas universitarias de la comunidad iberoamericana en el siglo XXI.

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