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Uno: Por culpa de los Gershwin el auditorio se rebeló el sábado

Unas 2.000 personas se rebelaron el sábado en la noche en el cine teatro Gran Rex, de Ciudad. Brillante e histriónico fue el recital sinfónico-coral que revivió la música de George Gershwin y las letras de su hermano Ira. Eso motivó que, luego de casi dos hora de espectáculo, el público decidiera quedarse en la platea haciendo palmas hasta que los intérpretes volvieron a escena para dos bises.

Fue el cierre de una velada de lujo a cargo de la Orquesta Sinfónica de la UNCuyo, bajo la batuta de David Handel; las voces de los solistas norteamericanos Ira Spaulding y Jacquelyn Culpepper, acompañados por los coros Universitario y Polifónico de Mendoza, y el piano de otro llegado del país del Norte: John Ferguson.

El repertorio elegido fue un acierto que colaboró en que el concierto resultara una propuesta popular. Quizá la única nota negra fue que por momentos la acústica de la inmensa sala no era adecuada para la combinación de música y voces.

Fueron dos partes: en la primera, la Sinfónica deslumbró con la obertura de la comedia musical Girl Crazy, y luego vino Rhapsody in blue, para orquesta y piano. Sin embargo, la nota elevada de la noche vino en la segunda parte, cuando orquesta, cantantes solistas y coros transitaron por una suite de la ópera Porgy and Bess.

La orquesta y los coreutas locales ratificaron su calidad artística, y los intérpretes invitados cautivaron con su talento. No obstante, quien se llevó las palmas fue el barítono de color Spaulding, dueño de una maravillosa voz y una gran expresividad que los coros supieron emular, lo que hizo que el recital alcanzara momentos humorísticos y desacartonados.

* Por Ariel Sevilla

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