Durante un seminario realizado por las facultades de Ciencias Médicas y de Derecho de la UNCuyo y la Fundación OSDE se debatirá sobre la responsabilidad profesional que les cabe a los profesionales de estas disciplinas en torno a los casos de mala praxis.
“Estas actividades se transforman en dos carreras antagónicas que colisionan sus intereses en relación con la práctica médica, desvirtuando la relación médico-paciente”, indicó el gerente de OSDE, Arturo Erice.
Los juicios por mala praxis médica son uno de los tipos más frecuentes que tiene que enfrentar el Estado por parte de pacientes de hospitales públicos.
A nivel nacional, según datos parciales relevados por una consultora privada uno de cada cinco médicos es acusado por mala praxis, pero sólo el 6% de las denuncias terminan en condena judicial. En el 30% de los casos las demandas son infundadas, en el 50% de los casos los denunciantes no están bien asesorados, por lo que no tienen éxito, y el resto de los casos desaparecen porque caduca la denuncia.
Si bien en Mendoza no hay cifras actualizadas y globales respecto a la cantidad de médicos que enfrentan juicios por mala praxis, el tema preocupa a las entidades médicas porque somete a los profesionales a un verdadero drama. “Los médicos trabajan temerosos de equivocarse”, indicó Erice.
En este contexto una de las soluciones que se podrían plantear –según opinó Erice– es la creación de un Comité de Bioética que permita hacer un análisis de los posibles casos de malas prácticas médicas con la participación de varios profesionales.
“Hay que generar ámbitos de debate y generar conciencia y racionalidad en el ejercicio de la profesión donde a veces entran en juego intereses económicos o intereses de poder o hasta cuestiones personales que generan conflictos que no tienen ningún sentido y que lo único que hacen es dañar”, expresó el médico.
“En la cultura occidental lamentablemente los errores se pagan, en la cultura oriental de los errores se aprende. En lugar de que un error se tome como oportunidad de aprendizaje lo que se trata de hacer no es solamente destrozar al que cometió el error sino que no se toma ese error como una oportunidad de aprendizaje.
“Ahora, cosas distintas son la complicidad y el apañamiento, esto no significa proteger a quienes trabajan mal”, aclaró Erice.