Por su parte, Néstor Nardella, el productor, informó que hasta mañana, de 10 a 13 y de 17 a 21, en la boletería del teatro (Lavalle 77, Ciudad), se devuelve el valor de las entradas para aquellos que todavía no fueron a retirar su dinero.
“Entraba el sonido de la sala de cine que está al lado. Por eso forcé la voz para tapar ese sonido, además de que, de repente, empezó a fallar el micrófono”, explicó el actor, algo que varios testigos del hecho y el propio Nardella desmintieron.
“Es una fantasía de Gerardo. Me encargué yo de pedirle disculpas a los espectadores. El se cagó en ellos. Abandonó el escenario y los dejó con las ganas”, sostuvo Nardella. Y explicó: “Le rogamos 45 minutos para que volviera a escena, el público lo estaba esperando. Pero él estaba totalmente encaprichado en no volver a actuar. Dijo que no porque estaba disfónico y no sabía por dónde retomar la obra. Ahí la gente se empezó a impacientar”.
Romano aclaró a Escenario que usa micrófonos “en todos lados donde me presento. Tengo otro, que se llama backup, que lo coloco detrás del sillón y ¡podés creer que no estaba! De terror...”. Y continuó acelerado: “Estuve 10 minutos forzando la voz, después me moría del dolor de garganta. Me jodí las cuerdas vocales”. Por otro lado contó que nunca “en 30 años de carrera me había pasado una cosa así. Una vez se me jodió el micrófono del escenario e inmediatamente me puse el otro de repuesto, pero ese micrófono no estaba y el sonidista no hacía nada”.
En cambio, el productor local expresó que “a los 35 minutos el show se paró por el problema del micrófono que fue solucionado en cinco minutos porque su sonidista traía siete micrófonos de repuesto”.
Pero la odisea “romana” no termina ahí y el también abogado bombardeó: “Los empresarios, como se perjudican, estuvieron insistiéndome en que continuara como sea. Me decían cualquier gansada, tipo ‘hacé la parte del final y despedite’. Devolví mi cachet y listo”.
“Nardella no tiene nada que ver, se me encogía el alma verlo en la situación en la que estaba. Me pareció una excelente persona, se portó muy bien e hizo todo muy bien”, aclaró al final Romano.
El extraño robo de la guitarra
Gerardo Romano no olvidará fácilmente su paso por Mendoza. No sólo le jugó una mala pasada el micrófono y, malhumorado, suspendió la función, sino que además sufrió el robo de su guitarra.
Es que una espectadora, en medio de un calmo pero confuso clima de espera, tomó el instrumento del escenario y se lo llevó en cuestión de segundos.
Así pues, Romano dijo tener varios motivos para retirarse de las tablas mendocinas: “La parte cantada es una construcción por sí misma que tiene un clima y no tenía guitarra”, explicó.
Destacó que “no denuncié este robo, y eso que me salió 1.500 dólares esa guitarra”.