La temporada 2005-2006 en el Parque Provincial Cerro Aconcagua cerró con balance positivo: 7.285 visitantes, por sobre los 6.490 registrados el año anterior, un logro a nivel turístico, aunque la novedad viene desde otras laderas. Por primera vez se hizo un control del estado sanitario de las mulas que se utilizan para ascender y se lanzó un complejo estudio científico para medir el crecimiento de la cordillera.
A diferencia de otros años, la temporada de ascenso al Aconcagua se extendió: de 120 pasó a 135 días, por lo cual concluyó ayer. En cuanto a los números, del total de ingresantes durante ese lapso 4.271 llegaron para intentar hacer cumbre, y fue alcanzada por el 43% de ellos, un número no muy superior a la temporada 2004-2005: 4.206. De ellos, más del 85% eran extranjeros y el resto argentinos. En cambio, hubo una suba considerable en los ingresantes interesados en realizar trekking. Mientras en la temporada pasada fueron 2.284, esta vez trepó a 3.014, sin mucha diferencia en la cantidad entre foráneos y argentinos.
En total, el Aconcagua generó una recaudación de $3.599.689, es decir casi $600.000 más que el año anterior, con un superávit de $1.137.676 que si bien es superior en términos absolutos a 2004-2005 (fue de $980.000), no lo es en términos relativos ya que produjo más gasto el pase a planta permanente del staff de guardaparques y la compra de vehículos.
“Desde la óptica turística, fue un éxito, pese a que hubo tres víctimas fatales”, explicó Leopoldo León, director de Recursos Naturales Renovables de la Provincia. “Pero esta temporada la diferencia estuvo en que comenzaron a abordar el Parque como una área protegida: se hizo una gestión de los residuos, hubo nuevas exigencias a los prestadores y, en base a las encuestas de años anteriores, se controló el estado sanitario de los animales de carga”, detalló.
En este último caso, se trabajó junto a la Fundación Cullunche. Por primera vez en el Aconcagua se censó a los animales como parte de un programa que además de detectar cuántos ingresaron, posibilitó rechazar la entrada de aquellos que no tenían documentación. Además, determinar cuántos y de qué morían. “No fue un número importante ya que las prestadoras, conociendo que se iba a realizar este control se pusieron en regla”, comentó Jenifer Correa, de Cullunche.
Como parte de este programa, a partir de la temporada que viene se certificará el bienestar animal, cuando corresponda, y en caso de detectarse bestias sin esa declaración se aplicará un régimen punitivo para sus propietarios o empresas que las alquilan, que aún no está definido.
Fabián Sevilla fsevilla@diariouno.net.ar
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28 de noviembre de 2024