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Uno-Sábado 12: La música soberana

El rey David. Se estrena hoy la imponente obra de Arthur Honegger, a cargo de la Sinfónica UNCuyo y tres coros locales

14 de noviembre de 2005, 14:34.

Pocas oportunidades tiene el público mendocino de presenciar un concierto sinfónico coral. Menos aún de concurrir a un estreno de este estilo.
Pues esta noche será inolvidable para el arte coral y sinfónico de Mendoza. No sólo porque la Orquesta Sinfónica de la UNCuyo (OSUNCuyo) junto a tres coros locales estrenan El rey David, sino porque se trata de una obra contemporánea poco difundida en estas latitudes, a pesar de ser la más conocida del compositor suizo Arthur Honegger.
El ambicioso proyecto de reunir sobre el escenario del teatro Universidad a 80 coreutas, 35 músicos y dos actores locales para interpretar la partitura original de esta pieza fue del director coral Diego Bosquet.
A un año de ese sueño personal –y de que esa fantasía se enlazara en el entusiasmo del maestro Nicolas Rauss, director invitado de la OSUNCuyo y coterráneo de Honegger–, hoy Bosquet ve una comunión de artistas dispuestos a entregar una verdadera provocación en escena, recreando la vida y muerte del rey David según el Antiguo Testamento.
Los protagonistas de esta historia –que quizás marque un antes y un después en las propuestas sinfónico-corales de la provincia– son la soprano bonaerense Eleonora Sancho (la única foránea), la mezzosoprano Gloria López, el tenor Marcelo Zelada y el actor Jorge Fornés en el papel de narrador.
El Coro Juvenil Martín Zapata, que dirige Bosquet, y el Coro Amicana, al mando de Mónica Pacheco, posarán sus voces en el aire de la sala al servicio de un concierto –para ellos y para los asistentes– quizás irrepetible. De la misma forma, el Coro Esloveno de Mendoza (también dirigido por Bosquet) reforzará con su presencia algunos pasajes de la obra.
Dividida en tres partes, la pieza se desarrollará sin intermedios en casi una hora y media, para no interrumpir el desarrollo dramático de El rey David, según contaron los responsables.
“No hay tantas oportunidades en nuestra provincia para cantar con una orquesta, y esta obra es algo importante para nosotros como coro”, expresó el ideólogo de este estreno, quien reconoció el arduo trabajo de los coreutas más que de los músicos.
Es que todos son cantantes amateurs –la mayoría jóvenes de 17 a 25 años–, lo que obligó a tomar muchas horas, días y noches para ensayar las letras de las canciones en francés. A tal punto que para ellos fue la presentación con más tiempo de ensayo: en concreto, más de un año.
“Lo único que tradujimos es la parte del narrador para que la gente entienda, pero la musicalidad de las palabras no podés traducirla al español. Eso costó mucho pero las ganas y la pasión de los coreutas fue muy grande también”, afirmó Bosquet, para rematar: “Fue quizás el desafío más grande que tuvimos, pero lo sabíamos de entrada y queríamos animarnos a hacer algo diferente”.
Nicolas Rauss está de acuerdo con la difícil tarea de los tres coros. De hecho, “me hubiese gustado tener más integrantes cantando para que no se diferencie la potencia de sonido vocal con los instrumentales”, opinó (ver nota página 3).
“Gracias a Nicolas, la cosa fue más fácil para nosotros, porque él debe de ser uno de los pocos directores de orquesta que entienden el trabajo de un coro y hasta hubo ensayos de los coreutas con él solo”, comentó Bosquet.
Lo que al maestro Rauss más le atrajo para llevar a escena El rey David fue la contemporaneidad y la diversidad de climas musicales que contiene la obra.
“Las orquestas mendocinas, en general, no incurren mucho en el repertorio sinfónico de los primeros 60 años del siglo XX. Y a su vez, esta es una composición que tiene muchos ritmos, estilos, colores, sentimientos, atmósferas”, explicó Rauss.
En tanto, el director invitado aclaró que El rey David “no es un salmo” sino “un oratorio bíblico sobre la historia de David hasta su muerte y la asunción al trono de su hijo, Salomón”. Para Rauss, esta obra sinfónico coral no es famosa como Carmina Burana (Carl Orff), pero es “luminosa, expresiva, optimista y tiene ambición cultural que la otra no tiene”, remató.
 
El trabajo más intenso de El rey David fue el coral
Diego Bosquet cuenta las dificultades para encarar una obra tan compleja como la de Honegger, a pesar de los buenos coros locales
El estreno de El rey David que se verá esta noche demandó, para los responsables, un gran esfuerzo coral, más que orquestal. La dificultad del idioma (lírica en francés) y el trabajo con tres coros no profesionales obligó a un año de intensos ensayos, ya que no es habitual este tipo de repertorios para las agrupaciones corales de la provincia.
Al respecto, el propulsor de esta inédita propuesta sinfónico-coral y director de dos de los coros participantes (el Coro Juvenil Martín Zapata y el Coro Esloveno de Mendoza), Diego Bosquet dio su punto de vista.
“Hemos tenido más ensayos de los habituales para un concierto sinfónico-coral. Un repertorio para coro cantado en francés, con estilos musicales tan contrastantes y con participación vocal en casi toda la obra no es común para las agrupaciones corales de Mendoza”, contó Bosquet.
Rauss, por su parte, opinó: “Para la orquesta no es del todo sencillo este repertorio. Pero la orquesta es profesional y los coros son amateurs. Entonces, pienso que para estos coros lograr hacer El rey David es una hazaña, directamente”.
Acto seguido, el maestro aseguró que “trabajar con coros amateurs no me asusta, es mucho más lindo porque aman cantar y no ganar dinero. Hay que trabajar más meses, pero entonces ponen todo, hay mucha intensidad en ellos. Hay una dedicación especial”, opinó.
En este sentido, el director coral Bosquet agregó que “los coros profesionales o pagos son un arma de doble filo. Esta es una actividad que no está bien regulada. Pero los coreutas amateurs o vocacionales te brindan una entrega tal que no sé si ocurre con los profesionales”.
Sin embargo, Bosquet reconoció: “Tenemos que resolver algunas cuestiones de volúmenes, que mejoramos mucho en los ensayos”.
Rauss hizo lo propio cuando dijo que “juntamos tres coros, pero esta obra está pensada para orquesta y coros más grandes de lo que se verá en Mendoza”. Y aclaró: “Me hubiera gustado encontrar más coros. Acá hay una efervescencia coral, pero son coros chicos. No es fácil juntar a 120 coreutas, que es lo que se necesita para una sinfonía, para no desnivelar la potencia orquestal con la vocal”.
Carolina Baroffio uno_escenario@diariouno.net.ar

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