Era la primera vez que los melómanos mendocinos tenían la oportunidad de escuchar la Pequeña Misa Solemne, de Gioacchino Rossini. Y el jueves a la noche tuvieron el privilegio de disfrutarla en la voz de Adelaide Negri junto al Coro de Cámara de la UNCuyo y sus solistas.
En una exquisita velada del ciclo Música Clásica por los Caminos del Vino, el público que acudió masivamente al teatro Independencia, apenas comenzado el Kyrie a cargo de los solistas y el coro, se sumió en un silencio casi religioso.
Tal vez no tanto por el tema de la obra de Rossini, sino por la unción con que prestó sus oídos a lo que serían las interpretaciones descollantes que tendrían todos los artistas en el escenario.
Junto a la soprano Adelaide Negri, el barítono Diego Diez Gómez, la contralto Gloria López y el tenor Fernando Ballesteros se lucieron en sus intervenciones.
El dueto Qui tollis, del Gloria, a cargo de Negri y López estremeció tanto a los espectadores que, a pesar de la vasta cultura musical de los mendocinos, arrancó un aplauso espontáneo. Otro tanto sucedió con el O saluitaris, en la que Negri demostró por qué es una de las sopranos más admiradas del mundo.
Mientras se sucedían las notas del Sanctus, el Agnus Dei, el Credo de esta versión original del Rossini menos conocido y el acompañamiento de piano en las manos de Beatriz Piottante y del armonio de Edith Peinado de Drago, se hacía casi tangible la emoción de la gente. Casi era posible tocar el aire desbordado de misterios que produjo esta composición sacra y esas voces que llegaron hasta las fibras más íntimas.
No pocos espectadores tenían los ojos llenos de lágrimas cuando se encendieron las luces y el aplauso cerrado del público se prolongaba como las notas en la privilegiada garganta de Negri y sus compañeros de escenario. Gloria López mereció un aplauso especial, sólo para ella, ya que su desempeño fue notabilísimo.
Patricia Rodón prodon@diariouno.net.ar
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28 de noviembre de 2024