Los asistentes a estos cursos –unas 50 personas– tijeretearon las viñas luego de asistir a una charla especial que Cristóbal Sola, ingeniero agrónomo del vivero Mercier, ofreció acerca de las variedades de la plantación y sus sistemas de conducción.
 
Justamente en el predio se pudo observar la evolución de las uvas de mesa (Red Globe y Sultanina), dispuestas a través del sistema de parral cuyano, y el de las uvas de vino (Syrah, Merlot, Cabernet, Semillón y Malbec), en espalderos.
 
Todas están regadas por un sistema de goteo automatizado y para su mantenimiento se firmó un convenio con la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, por el cual los estudiantes avanzados de agronomía estarán a cargo de la poda, la limpieza de malezas, el tratamiento contra enfermedades y otros cuidados.
 
La historia del viñedo
 
En el terreno donde está la plantación de la Enoteca estaba ubicada hace un siglo la casa del director de la Escuela Nacional de Vitivinicultura, de la cual egresaron cuarenta promociones de enólogos y 10 de ingenieros agrónomos.
 
Cuando se iniciaron las obras para implantar el viñedo se hallaron restos de esa antigua casa, por lo cual se hizo un rescate de las piezas con un grupo de arqueólogos, las cuales formarán parte de un museo que se instalará en ese sitio.
 
“De esta manera –detalló Carolina Cicchinelli, del área de comunicación del Fondo Vitivinícola– el viñedo queda integrado al recorrido temático de la Enoteca, un edificio con un gran valor patrimonial que hoy está resignificado como paseo del vino”.
 
Tras la primera vendimia de las vides de la enoteca –en lo formal, porque fue comentado el detalle de las palomas que se robaron algunos granos de los racimos– hubo un brindis en la Enoteca.