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Uno-Sábado 20: Especialista cuestiona la poda urbana de árboles

Gabriela Lucero es la única profesional en la provincia doctorada en patología forestal. Dijo que en el Gran Mendoza han mutilado árboles, que no van a sobrevivir, y que la poda debería ser gradual

(C) ¿Peor el remedio o la enfermedad? Para Gabriela Lucero, doctorada en Patología Forestal en Italia, en ciertos sectores de la ciudad “los árboles han sido mutilados”. Y sentencia: “Aunque les salgan brotes, estos van a consumir las pocas reservas que le quedan a la planta. En el mediano plazo morirán”.
“Si antes los hongos atacaban, ahora con estas mutilaciones tienen la mesa servida”, dijo la ingeniera agrónoma de 33 años, quien integra la cátedra de Fitopatología de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, donde en 1996 se recibió.
La especialista afirma que “las podas estresan la planta y la debilitan, por eso deben ser graduales; esto es un un proceso de varios años”.
Observó además que muchos ejemplares podados no han sido cubiertos en los cortes realizados con un líquido violeta que los protege de futuras infecciones.
En una breve recorrida por el microcentro, vasta levantar la vista y notar que sobra espacio y cielo. Apenas el tronco y las ramas primarias o principales han quedado en pie.
El panorama es desolador en Rivadavia y Chile. Pero también se ve en Mitre y Rivadavia o Mitre casi Pedro Molina, en Patricias Mendocinas o en 25 de mayo.
Rara vez es una cuadra completa, pero sí hay franjas y sectores donde, más que la poda, parece que pasó un tornado.
Preocupada, asegura que este tipo de poda “no sólo la he visto en la zona céntrica, sino también en Guaymallén y Godoy Cruz, y es catastrófica”
La profesional explicó: “Un árbol podado en estas condiciones, donde sólo quedan ramas primarias, si brota, intenta formar una copa como la que perdió. Para ello consume los nutrientes y las reservas que le quedan en el tronco. Al ocuparlos se queda sin defensas contra hongos y microorganismos que la ataquen”.
La crisis de los hongos que derrumbaba las moreras el pasado verano trajo la poda en Capital y otros departamentos, por prevención.
Previamente se hicieron análisis fitopatológicos y reuniones en la Dirección de Recursos Naturales Renovables. Sin embargo, la especialista nunca fue contactada, consultada ni invitada.
Los motivos que se dieron desde el Gobierno y las comunas sobre la fragilidad del arbolado fueron, entre otros, que era viejo y centenario y que hacía falta renovarlo.
Pero Lucero lo rebatió: “Las plantas no envejecen. Su vida puede ser ilimitada, porque un árbol se reconstruye cada año desde la copa hasta la raíz por tejidos creados para tal fin. Los más viejos y muertos permanecen en el interior del árbol, y cumplen la función de sostén”.
Sin embargo, y como también se dijo desde los municipios, explicó que “la falta de riego de las raíces por las acequias impermeabilizadas y las podas ocasionales y no autorizadas han llevado a esta situación”.
Lucero recordó su experiencia en Italia y destacó que “el arbolado de Roma tiene los mismos problemas que aquí y eso que es más viejo. Pero allá hay una política definida, un monitoreo permanente y la tecnología para hacer un seguimiento y tomar las decisiones correctas”, aseveró.
Alejandro Gamero info@diariouno.net.ar

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