El piquete estudiantil se produjo tras una asamblea en el Barrio Cívico –había chicos de las escuelas de Bellas Artes, Salvador Maza, Fray Luis Beltrán, entre otras– en la que acordaron reunirse el martes en una intercolegial y movilizarse el miércoles desde la Legislatura hasta Casa de Gobierno.
 
Sus consignas: desinfección de los colegios, colocación de gas, becas y abonos, apoyo a los docentes de la UNCuyo y a los trabajadores de la salud y que no haya amonestaciones por los cortes de calles ni por los reclamos que protagonizaron estos días. No faltó la moción “vamos a la casa de Cobos”.
 
Luego de pactar que se les avisara a todos los medios acerca de las medidas, los adolescentes se apostaron sobre Pedro Molina y enfrentaron a automovilistas y choferes de micros, que en muchas ocasiones perdieron la paciencia e intentaron quebrar la resistencia estudiantil mientras avanzaban lentamente.
 
Los colegiales resistieron, gritaron y cantaron ante la mirada atónita de quienes estaban al volante. “¿Qué piden?, ¿qué piden?”, les preguntaron dos mujeres desde un auto. Ofuscada, otra señora se bajó de un micro y suplicó: “Por favor, tengo una bebita chiquita que no para de llorar, por favor les pido que nos dejen pasar”. Sólo con este ruego los estudiantes se hicieron a un lado.
 
Entonces un par de estudiantes propuso: “Vamos todos a romper la plaza Independencia”. Para allá rumbearon, pero por suerte, o porque a muchos de ellos se les hacía tarde para volver a su casa y no les habían avisado a sus padres, nada pasó en la plaza, y se dispersaron.
Gabriela Valdés gvaldes@diariouno.net.ar