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Uno-Sábado 3: Homenaje a un músico olvidado

El Coro Martín Zapata, dirigido por Diego Bosquet, ofrecerá un concierto en el que se interpretarán obras de Alexis Abutkov, un maestro ruso que vivió en General Alvear

05 de diciembre de 2005, 12:57.

Fue músico del zar Alejandro II, amigo de León Tolstoi, alumno de Nikolai Rimsky Korsakov y de Mijaíl Gladunov, compositor de sinfonías y obras corales y vivió más de 30 años en General Alvear.
Se trata del multiinstrumentista ruso Alexis Vladimirovich Abutkov, a quien el Coro del Martín Zapata, bajo la dirección de Diego Bosquet, dedicará hoy un concierto de sus propias obras. El encuentro con la música de este misterioso emigrado será esta noche, a las 21.30, en la Casa de la Cultura de General Alvear (Alvear Este 450), Comuna que organiza y auspicia el concierto.
La música de Abutkov permaneció dormida durante casi cien años. A raíz del encuentro casual de una enorme cantidad de partituras originales e impresas en Moscú documentos y cartas del compositor, el musicólogo Diego Bosquet fue llamado por el director del Museo de Historia Natural de General Alvear, Cristóbal Sureda, para su clasificación y análisis.
“Hubo un primer paso de rescate, gracias al profesor Javier Méndez, quien se enteró de que en una casa se estaban quemando unas partituras.El corrió al lugar y salvó gran parte de esta música”, explica Bosquet.
El patrimonialista detalla que, hasta el momento, se sabe que Abutkov nació en 1872, en Saratov, al sur de Rusia; estudió piano desde niño y en Moscú se dedicó a las Ciencias Naturales. Trabó amistad con Tolstoi, quien lo instó a estudiar formalmente música en el Conservatorio de San Peterburgo, donde fue alumno de dos de los más grandes compositores del momento: Rimsky Korsakov y Gladunov.
Más tarde viajó a Alemania a tomar clases de orquestación con Engelbert Humperdinck. Regresó a Rusia e ingresó a la Capilla Imperial de Zar, donde se desempeñó como profesor de piano, armonía, contrapunto y fuga. En ese período compuso y publicó la mayoría de sus obras.
En 1917, a causa de la Revolución Rusa, escapó a París. Trabajando con una compañía musical llegó a Buenos Aires en 1922; allí se quedó dictando orquestación en varios conservatorios y conoció a Pedro Cristophersen, que era uno de los “dueños” de Alvear y una persona de mucha influencia.
Este le ofreció 15 hectáreas en Carmensa y como Abutkov era naturista, cultivaba la eutropología y el esperanto y deseaba vivir en el campo, aceptó. Llegó a Alvear en 1925 donde vivió hasta su muerte en 1945.
Fundador del Conservatorio de Alvear, donde desarrolló una labor pedagógica muy importante su música pertenece al romanticismo tardío. Hoy, sus notas volverán a sonar, como hace cien años, pero no para los oídos del zar, sino para los mendocinos.
Patricia Rodón uno_escenario@diariouno.net.ar

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