–¿Por qué el paro y no otro método para protestar?
–Hemos probado mil métodos: dar clases públicas, dar clases sin firmar, actividades conjuntas con padres, alumnos y otros gremios...
–¿Cuál fue el último intento?
–Armar una mesa de negociación salarial con la Secretaría de Políticas Universitarias y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
–¿Y cuál es el resultado?
–El Poder Ejecutivo usa la mesa de negociación para tomar café, no para presentar propuestas. Y el CIN no viene y hace reuniones donde se aumentan los salarios.
–¿Está diciendo que por culpa de ellos los alumnos son perjudicados con paros?
–Es una falacia decir que el alumno se perjudica cuando hay paros. Se perjudica por un sistema educativo que lo ha estafado y que ha resultado una catástrofe.
–¿Y ustedes qué logran con los paros?
–Conseguimos cambiar algunos decretos del Poder Ejecutivo y pequeñas conquistas, porque resistimos primero el embate menemista, aunque no pudimos impedir que se sancionaran leyes.
–¿Y ahora?
–Ya hay un Consejo Superior que cuestiona la Ley de Educación superior, hay un pedido de derogación y existe un foro nacional con diputados que empujan una nueva ley. Sólo así evitamos que nos pasaran más por encima.
–¿Cómo define la situación actual de los docentes?
–La universidad tiene un sistema perverso, por el cual un pequeño núcleo de profesores goza de privilegios y ejerce el poder en forma permanente...
–¿Y el resto?
–La gran mayoría son flexibilizados, con sueldos denigrantes. Hay mucho canibalismo dentro de la universidad.
–Usted es de ideología de izquierda, ¿verdad?
–Sí.
–¿No siente que fomenta la ignorancia con los paros...?
–Fomentamos el conocimiento, por ejemplo, de los derechos. Salvo que se quiera un pueblo que agache la cabeza ante los patrones de estancia globalizados que hay ahora.
–¿Qué opina de la gestión de Gómez de Erice al frente de la UNCuyo?
–Ella vino a nuestra asunción, comenzamos las paritarias y en un momento pateó el tablero, sacó una resolución y negó el derecho a esa negociación. Ese no es el camino que queremos.
–¿Por qué hizo eso?
–A lo mejor le molestó que nos metiéramos en los números de la universidad y viéramos lo que pasa con los recursos que vienen para aumento salarial y que no se distribuyen según lo acordado en el Ministerio de Educación nacional.
–¿Prefieren a otro rector?
–No nos interesa si el rector se llama Gómez de Erice o Pérez...
–¿O Martín...?
–Hemos padecido a Martín, si es eso lo que querés saber. Y con Gómez de Erice firmamos numerosas actas que después desconoció, inclusive en el Ministerio de Trabajo.
–Para usted, no hizo nada bueno...
–No voy a hacer un balance general, sólo voy a contestar en términos sindicales.