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Uno: Un castigo diario para docentes: lograr el orden en las aulas

Una investigación realizada en Mendoza reveló que los educadores pierden entre el 20% y el 40% de cada clase para tratar de “calmar a los alumnos”. Desmotivados e indisciplinados

En un sondeo realizado entre 250 docentes de EGB 1, 2, 3 y Polimodal de distintas escuelas de Mendoza todos los educadores encuestados dijeron que pierden entre el 20% y el 40% de cada clase en tratar de “calmar a los alumnos”.
Es decir que de un módulo de clase de 80 minutos, el tiempo de aprendizaje efectivo queda reducido a 45 o 60 minutos, el resto tienen que ingeniárselas para poner al grupo en “situación de clase”.
Hoy los docentes se enfrentan con alumnos desmotivados, indisciplinados que responden con agresividad a todas las imposiciones y que han naturalizado la conducta violenta como único modo de respuesta. Trabajar en estas condiciones les resulta dificultoso.
Esta, aseguran, es una problemática casi universal en el sistema escolar. El problema no distingue edades, ubicaciones geográficas o situaciones socioeconómicas. Con variantes –según los escenarios– pero todos los docentes se enfrentan con el mismo problema.
La encuesta mencionada es parte de un trabajo de investigación sobre Diagnóstico, Prevención y Resolución de Conflictos Escolares, coordinado por Bibiana Vaquer de Lúquez, magister de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, con la colaboración de Claudia Dellazoppa y los aportes documentales de Erica Muñoz. La investigación realizada permitió dictar un curso de perfeccionamiento destinado a docentes de todos los niveles.
El sondeo fue realizado durante el 2004 y abarcó departamentos del Gran Mendoza y de la zona Sur, San Rafael, Alvear y Malargüe. Sólo se notó una disminución del nivel de agresividad en el Nivel de Adultos; en los CENS la matrícula escolar tiene alumnos de 18 años en adelante.
Los conflictos en el aula preocupan a todos los docentes, independientemente de su edad. Tanto docentes con muchos años de ejercicio frente al aula –más cancheros en el oficio– pero también más cansados, como aquellos jóvenes con mucha energía para dar en el aula, notaron los mismos desequilibrios.
Las investigadoras advierten sobre la necesidad de hacer profundos cambios curriculares en la carreras de formación docente para equipar a los profesores con herramientas que les permitan saber cómo se puede trabajar y cómo se pueden resolver las situaciones de hostilidad con las que se enfrentan a diario en el aula.
Vaquer de Lúquez fue clara: “Hoy los docentes salen muy bien formados en cuanto a lo disciplinario y lo pedagógico, pero no tienen herramientas que les permitan saber cómo proceder en situaciones de conflicto. Y si no logran manejar el clima hostil no se puede enseñar”, refiere la especialista.
 
Hay que preservar al docente
Una consecuencia de las conductas antisociales dentro del aula es el impacto que le producen al docente.
El educador paga muy caro el riesgo que le significa trabajar en tensión y bajo condiciones de riesgo. Las estadísticas oficiales marcan que vienen aumentando las licencias por cuestiones de salud mental o los pedidos de licencia por cambios de funciones. Estos son los rebotes de los problemas del aula.
 
No se enseña a resolver conflictos, dice Cunietti
Desde la DGE, la directora de Escuelas, Emma Cunietti, advirtió que las carreras docentes deberían tener materias que preparen a los docentes con herramientas concretas que les permitan hacer frente a los problemas cotidianos.
“La formación docente tiene muchas deficiencias y una de las más importantes es en materia de resolución de conflictos. El docente hoy sale bien preparado desde lo cultural pero no sabe enfrentarse con un grupo concreto de chicos. El abordaje es intuitivo”.
“Desde la gestión de gobierno estamos dando elementos para que los docentes en actividad puedan capacitarse; hemos editado el Manual de la Paz, un libro que está siendo repartido en todas las escuelas con consejos y herramientas concretas que pueden ser de utilidad; además damos cursos de mediación”, detalló la funcionaria.
De todos modos en el plano local no se puede hacer mucho más. Un cambio en los contenidos curriculares es una decisión de política de Estado que tiene que partir desde la Nación, explicó Cunietti.
Para bregar por un cambio en este sentido Mendoza es una de las cinco provincias que integra una mesa nacional dirigida por el especialista Juan Carlos Tedesco, que estudia cambios curriculares en este campo.
Sociedades violentas
“Otros países con sociedades altamente violentas como Estados Unidos, Italia o los países nórdicos, forman sistemáticamente a los educadores para afrontar conflictos concretos –comparó Cunietti– pero acá todavía hay cierta inconsciencia en este tema”.
“Los detractores dicen que las escuelas no deben convertirse en reformatorios, pero la realidad nos indica que si primero no se educa a los niños en valores es imposible formarlos en el conocimiento”, redondeó la funcionaria.
Sara González sgonzalez@diariouno.net.ar

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