Un proyecto coordinado desde el Instituto Multidisciplinario de Energía de la UNCUYO, que pertenece a la Secretaría de Desarrollo Institucional y Territorial, busca acercar a los productores mendocinos un método efectivo de contingencia antiheladas, aprovechando la glicerina cruda como producto alternativo de fuente renovable, con el fin de disminuir el uso de los combustibles fósiles actualmente utilizados. Para esto se realizarán distintas pruebas en fincas de la provincia de Mendoza.
La producción de glicerina cruda se ha visto incrementada en el último período debido al crecimiento de la producción de biodiesel. Se trata de un combustible de bajo costo que, además, genera menor cantidad de emisiones (hidrocarburos no quemados, monóxido de carbono y material particulado), lo que eliminaría totalmente las emanaciones de azufre y sus derivados.
La glicerina cruda como combustible primario, que es un subproducto del biodiesel, presenta ciertos inconvenientes, como son su bajo poder calorífico, elevada viscosidad y la formación de gases tóxicos, como la acroleína. Estos vapores se producen al quemar la glicerina entre 200 y 300º C.
Es por esta razón que se procede a mezclar la acroleína con biodiesel, un pequeño porcentaje de trietanolamina como emulsionante. La mezcla genera una temperatura de llama superior a 650º C, lo que garantiza una descomposición de los compuestos tóxicos, convirtiendo al combustible en una alternativa viable. Al mezclar la glicerina con un combustible que disminuye su viscosidad y aumenta su poder calorífico, se eliminan los inconvenientes antes mencionados.
La quema de la mezcla propuesta se realiza en quemadores convencionales. Estos son contenedores cilíndricos que disponen de una chimenea, en la cual se realiza una gasificación y recirculación de gases de combustión, lo que garantiza una combustión completa. Es por esto que se disminuye también la generación de gases de efecto invernadero.
El proceso ensayado por los profesionales del Instituto de la Energía de la UNCUYO indica que la glicerina cumple con los requerimientos agrícolas en cuanto al aumento de la temperatura para evitar las heladas de los frutales. Por otro lado, se trata de un producto económico, porque su nivel de consumo es similar al del gasoil.
En cuanto a su impacto ambiental, las mediciones realizadas tanto en laboratorio como en el campo muestran que los posibles compuestos tóxicos provenientes de la quema de glicerina pura se descomponen con las temperaturas alcanzadas en el quemador, garantizando la inocuidad de los gases de combustión tanto para las plantas como para las poblaciones cercanas.