Saltar a contenido principal Saltar a navegación principal

Vacaciones solidarias: más de 200 jóvenes ayudan en Lavalle

29 de diciembre de 2008, 16:44.

Son universitarios de Medicina, Ingeniería, Literatura y Economía, entre otras carreras. Hasta el martes, realizarán proyectos en la villa principal, Costa de Araujo y Asunción.

Los que pasan en bici o caminando detienen su marcha en la plaza principal para que les controlen la presión y su nivel de glucemia. Mientras, unos chicos festejan que un montón de yuyos se haya transformado en una canchita para jugar a la pelota y un grupo de ancianos aprende a fabricar tarjetas para las fiestas.

En la misma mañana, las antiguas conexiones eléctricas de una escuela son reemplazadas por otras nuevas. Así, en las distintas barriadas y más cerca del desierto, el departamento de Lavalle amaneció ayer con un ambiente distinto.

Esta vez, el trabajo comunitario marcó la diferencia con el resto de los días. Por tercer año consecutivo, un grupo de 265 jóvenes universitarios se acercó al departamento con la idea de lograr un doble objetivo: prestar un servicio comunitario y, a la vez, aprender de cerca la dedicación especial que implica elegir una profesión.
 
Todos se quedarán hasta el martes en tres zonas específicas: Villa Tulumaya, Costa de Araujo y Asunción con el fin de devolver a la sociedad aquello que aprendieron en el ámbito académico.

Tal vez, el nombre mismo del proyecto, que fue denominado "Manos a la obra" sintetiza el anhelo de los estudiantes mendocinos que buscan un cambio. La convocatoria para participar de la iniciativa estuvo a cargo de la Pastoral Universitaria (de la Iglesia Católica) y comenzó en setiembre pasado.

En ese momento, las facultades de todas las universidades de la provincia (UNCuyo y privadas) recibieron el anuncio y en seguida se fueron sumando más jóvenes que el año anterior. Es que los que vivieron en ese momento la experiencia eligieron repetirla y los que no, se unieron.

Luego llegó la etapa de distribuir tareas y organizar los contactos para que nada fallara. Por los buenos resultados obtenidos antes, los lavallinos esperan la visita; pues las necesidades son muchas. Justamente por eso, los jóvenes respondieron una vez más, desde sus ganas, conocimiento y esfuerzo.

De acuerdo a su vocación, cada uno se organizó con su equipo de compañeros y llevó a la práctica un proyecto. Quienes han incursionado en la ingeniería se dedicaron a mejorar una escuela y su biblioteca; los futuros historiadores, economistas y literatos dieron talleres y los adeptos a los temas relacionados con el turismo embellecieron la plaza.

Entre otras áreas, el proyecto general incluyó a alumnos de Psicología, Psicopedagogía, Ciencias Médicas, Veterinaria y Agronomía. Incluso, el proyecto general cuenta con un área específica de prensa a cargo de estudiantes de comunicación social.

La mayoría de los estudiantes son creyentes y entre sus prioridades durante su estadía en Lavalle figuran los momentos de formación espiritual. Sin embargo, para muchos, un condimento esencial para sumarse fue que la finalidad última de esta iniciativa no implicó la obligación de ser católico.
 
"En realidad se prioriza el hecho de colaborar con la sociedad y los que quieran pueden asistir a las charlas y misas religiosas", explicó Gerardo Giménez integrante del área de difusión.

Yamila Camargo (21) y Analía Maidana (21) formaron parte del grupo que prefirió quedarse fuera la Iglesia. Pero conscientes de la importancia que tiene percibir de cerca la realidad, las chicas no dudaron en inscribirse en "Manos a la obra". Ambas cursarán en 2009 el tercer año de Ciencias Médicas en la UNCuyo y llegaron a Lavalle el viernes con la idea de prestar ayuda.
 
Su proyecto consiste en entregar, casa por casa, botiquines de primeros auxilios y folletos informativos sobre cómo llevar una dieta saludable, mejorar la higiene bucal o prevenir enfermedades como el Mal de Chagas. "A la gente que lo necesite le hacemos un control y en el caso de detectar algo extraño avisamos el Centro de Salud", aseguró Yamila, quien también participó el año pasado.

Para Analía, el tiempo invertido fue más que provechoso: "Me pareció interesante hacer en las vacaciones algo distinto y que a la vez ayuda a abrir los ojos. Acá hay muchas personas con diabetes y no lo saben. También se nota que están muy desinformados", diagnosticó la futura doctora.

Para José Agüero (51), por ejemplo, el hecho de pasar por el puesto médico de la plaza principal lo ayudó a darse cuenta de que es hipertenso. "Me parece muy bueno que hagan esto, porque en general para controlarte tenés que esperar mucho en el Centro de Salud", dijo.

Como en una familia

En los albergues prestados por el municipio de Lavalle, la estadía de los jóvenes se rige por normas de convivencia claramente definidas y las tareas se distribuyen como si fueran una familia. Las obligaciones de cada grupo varía entre lavar los platos, limpiar los pisos, servir la mesa y asear los baños. Los horarios para bañarse también están establecidos de antemano.

"Tengan en cuenta que por la noche es el turno de los chicos que se hospedan en el otro albergue", se escuchó en la sala principal del Polideportivo de Villa Tulumaya.

Con sus remeras blancas en las que se lee el logo de "Manos a la obra", un grupo de 70 chicos desayunaba ayer allí por la mañana antes de partir a los barrios lavallinos. "En general, la aceptación de la gente es muy buena", comentó Julieta Lelio (24) alumna de cuarto año de Literatura en la escuela Normal Tomás Godoy Cruz.
 
Ella continuará dictando talleres a los ancianos hasta el martes 30, cuando cada uno de los jóvenes que participó de la iniciativa regrese a casa con su objetivo cumplido.

Contenido relacionado