En un encuentro que sostuvo junto al ministro de Hidrocarburos y Energía de Bolivia, Alberto Sánchez Fernández, el vicerrector de la UNCuyo explicó el desarrollo argentino en materia de energía nuclear y ponderó la vocación política boliviana de encarar proyectos de alta tecnología nuclear.
Al inicio de la reunión, el funcionario explicó la necesidad de contar con soluciones tecnológicas que eviten el contacto de la gente o de la naturaleza con los residuos atómicos. "Entre los efectos negativos que tiene una central nuclear, el más importante de ellos es la gestión de los residuos que produce, para ello existen soluciones tecnológicas y que forman parte integral de los proyectos”, señaló el experto en energía nuclear.
Luego agregó que a Bolivia le tomará entre 6 y 10 años poner en operación una central nuclear, de similares condiciones a las dos que tiene Argentina en la actualidad. “Desde el momento en que se toma una decisión, teniendo en cuenta el caso de nuestro país, de adquirir una planta nuclear, hasta que esa planta sea operativa, transcurren por lo menos 6 u 8 años. En 10 años Bolivia puede tener una central nuclear grande de producción de energía eléctrica. Cuenta con una ventaja, que es que se encuentra en una etapa donde la vocación política le permite encarar proyectos de alta tecnología”, señaló el ingeniero.
Argentina tiene una vasta experiencia en el tema nuclear tras su incursión a fines de la segunda Guerra Mundial, explicó Barón, lo que le permitió tener un avance importante en la tecnología y la diversificación de la misma. “En la Argentina se logró desarrollar todos los componentes de lo que se conoce como el ciclo de combustible nuclear, o sea, desde la minería hasta el uso en reactores y la disposición de residuos. Y nunca se ha hecho un desarrollo bélico sino pacífico, en ese contexto, se firmó recientemente un memorándum de entendimiento con Bolivia para colaborar y desarrollar tecnología nuclear en el ámbito académico científico y tecnológico”, expresó.
Respecto a la producción de energía eléctrica a través de esta tecnología, Barón indicó que la capacidad de la generación mediante este sistema es muy ventajoso porque es a largo plazo, y la implementación planificada de una base nuclear no significa riesgos para el medio ambiente. “Hoy la energía nuclear es vista desde otro ángulo: el ambiental. La energía nuclear no produce gas de efecto invernadero, no contribuye al calentamiento global y, por supuesto, no contribuye al cambio climático”, sostuvo.
Por último dijo que los beneficios del desarrollo tecnológico nuclear, gracias a la diversidad tecnológica en diferentes áreas, permite que los países se obliguen a desarrollarse en distintas especialidades, entre estas, tecnología en celulares, aviones, tubos sin costura, televisores, paneles y satelitales.
El vicerrector de la UNCuyo también se reunió con autoridades de la facultad de Ingeniería de la Universidad Mayor de San Andrés y con egresados de la carrera de Especialización en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear (CEATEN) del Instituto Balseiro.