Mientras en el país se recordaba ayer el comienzo de uno de los períodos más lamentables de nuestra historia, en el universo electrónico angloparlante miles de blogs rendían homenaje a un personaje inesperado: Ada Lovelace, hija del poeta Lord Byron y considerada "la primera programadora del mundo". ¡En 1843! Lovelace escribió una serie de instrucciones para que la "máquina analítica" (que estaba planeando Charles Babbage y que, terminada, hubiera sido la primera computadora del mundo), calculara automáticamente los números de Bernouilli, una serie que nadie entiende muy bien, pero que aparece de forma misteriosa en muchas áreas de la matemática que no tienen nada que ver entre sí.
Fue una consultora en redes sociales británica llamada Suw Charman-Anderson la que propuso declarar el 24 de marzo como el Día de Ada Lovelace. Lo hizo con la idea de difundir la figura de una pionera de la tecnología como modelo para el resto de las mujeres. Invitó a colegas de todo el mundo a proponer otros ejemplos de mujeres destacadas en un campo tan dominado por los hombres... y recibió innumerables propuestas.
Entre los personajes del hemisferio norte que se recordaron figuraron, por ejemplo, la austríaca Hedy Lamarr, ¡actriz de Hollywood e ingeniera electrónica! que inventó la técnica de conmutación de frecuencias utilizada en las comunicaciones inalámbricas, y Barbara Liskov, que fue la primera mujer en recibir un doctorado en ciencias de la computación en los EE.UU. y que acaba de recibir el "Nobel de la computación", el premio Turing.
Hoy día, en la Argentina, existen mujeres destacadas en el desarrollo de tecnología, pero queda mucho por avanzar. A pesar de que cerca del 58% del total de los nuevos inscriptos en las universidades públicas, y casi el 60% de la población de los posgrados son mujeres, en la Universidad Tecnológica Nacional ellas son sólo el 21%. Si esto responde a los modelos que en nuestras familias y en la escuela nos presentan como deseables, tal vez sea momento de empezar a cambiarlos...