El ciclo” La Universidad en diálogo” tiene su tercer capítulo, titulado Nuevo acuerdo social: momento para deconstruirnos. Es este martes 19 de noviembre, a las 14.30, en el Aula 18 Sur de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo.
Mario Vargas, sociólogo, referente de la comunidad LGBTIQ; Eduardo María Taussig, Obispo de San Rafael; Mariana Juri, titular de la Secretaría de cultura, Turismo y Desarrollo Social, de la Ciudad Mendoza; Flor Destéfanis, abogada, intendente electa de Santa Rosa; Majo Pérez Comelini, conductora de radio y periodista de Canal 9; son los expositores convocados que estarán a cargo del análisis. En tanto que Guillermo Elizalde, abogado y politólogo, será el moderador.
En este capítulo, al igual que en los anteriores, no se pretenderá desde el enfoque de las Ciencias Sociales llegar a una posición única ni alcanzar síntesis imposibles, sino visualizar las heterogeneidades y los nuevos sectores y colectivos emergentes. ¿De qué manera un acuerdo social contendría los nuevos sujetos emergentes en un contexto socialmente estructurado?
Nuestro tiempo está signado por formatos tradicionales -y estables- que están siendo fuertemente cuestionados por una amplia pluralidad de identidades nacidas en la precariedad e incertidumbre. Esto, en palabras de Santiago Cafiero y Nahuel Sosa en Le Monde Diplomatique significa que “no existe una mayoría social uniforme y constante, configurada con base en procesos sociales estables, sino una serie de minorías dispersas”.
Evolutivamente agregan “en las sociedades tradicionales, el pensamiento mágico y la religión brindaban ciertas seguridades frente a los riesgos. En las sociedades modernas, esa función la ejercía la ciencia. En cambio, en las sociedades postindustriales, ni el Estado ni la religión ni la ciencia son garantías de estabilidad. La globalización supuso además un fuerte proceso de individualización, un debilitamiento de los lazos colectivos y la erosión de estructuras primarias como la familia”.
Zygmunt Bauman habla de la “modernidad líquida” para dar cuenta de este momento de la historia en el que realidades sólidas que antes podían proveer estabilidad, como el trabajo o el matrimonio, se desvanecen: el vértigo, la ansiedad, los compromisos pasajeros, la flexibilidad, la fluidez y la desenfrenada búsqueda de la satisfacción más inmediata son algunas de las características de esta etapa.
Es, desde este enfoque, que hablaremos sobre la manera en que estas transformaciones impactan en forma significativa y persistente en los deseos y las formas de concebir el mundo y en la resignificación de las subjetividades.