Por Emiliano Guido y Cristian Lora
APM/Agencia Taller
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Finalmente, y después de muchos desmentidos, los Presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez sellaron la integración naval entre ambos países. Astilleros Río Santiago proveerá con dos buques medianos a su par Diques y Astilleros Navales de Venezuela (Dianca), con opción a construir dos naves más del mismo calibre.
Estos convenios establecen un salto cualitativo en la producción ya que hasta el momento Argentina solo había reparado buques bolivarianos. La diferencia es abismal: este contrato generará mil nuevos puestos de trabajo para Ensenada y su zona de influencia con una facturación de 112 millones de dólares. Aparte garantiza 4 años de plena actividad productiva, el inicio de la construcción será el segundo trimestre del año próximo. De esta manera el Astillero más grande en su especialidad del Cono Sur, que resistió gracias a sus trabajadores los intentos de privatizarlo en la década menemista, ganó nuevamente la pulseada a los empresarios del mismo rubro que querían apoderarse de un jugoso convenio.
Esta historia comenzó una noche fría en julio del 2004, cuando ambos Presidentes visitaron sorpresivamente la empresa para anunciar un acuerdo por ocho buques petroleros, y tuvo su final feliz una tarde con el cielo abierto y a pleno sol. Chávez después de desayunar en Montevideo con su par Tabaré Vázquez, un día que lo encontró multiplicándose por la Cuenca del Plata ya que finalizó cenando con el primer mandatario Lula Da Silva en tierras cariocas, compartió un acto protocolar en la Casa Rosada con Néstor Kirchner. Así confirmó el acuerdo de integración naval que incluye en una primera instancia la construcción de dos buques producteros de 47 mil toneladas que transportan derivados del petróleo. Si se cumplen con los plazos y la calidad del trabajo comprometida, el acuerdo se ampliaría para generar dos buques más del mismo tenor. “Voy a proponer algo, al primero de los buques construidos lo bautizaremos Eva Perón. Vamos a pintar el nombre bien grande como grande era ella”, dijo Chávez y las más de mil personas presentes, un público heterogéneo que congregaba desde organizaciones de desocupados hasta dirigentes políticos que poco tiempo atrás se encuadraban dentro de las filas del neoliberalismo, estallaron con los dos dedos en “V”.
Ambos presidentes también firmaron un acuerdo de intercambio de Fuel Oil venezolano por productos industriales argentinos, la compra de bonos de deuda pública argentino, un fondo para las empresas recuperadas y cerraron acuerdos comerciales a futuro por un total 500 millones de dólares. Se trata de la segunda parte del convenio de intercambio cooperativo acordado en abril de 2004, cuando Argentina atravesaba una supuesta crisis energética. No es una mala noticia si se tiene en cuenta que en el mismo día el valor del barril del crudo de petróleo trepó a los 67 dólares para batir todos los records. El líder bolivariano luego se trasladó en helicóptero hasta los talleres de Río Santiago.
En la Casa Rosada, el Vice-Canciller argentino Jorge Taiana, dialogo con APM y subrayó las relaciones con Venezuela: “El mecanismo de la compra de fuel oil a través de un fideicomiso ha dado un gran impulso bilateral. Esto entra en el marco de un fortalecimiento de la integración regional. Nosotros estamos muy satisfechos con estos acuerdos y son un compromiso para seguir trabajando, para generar mejores condiciones, más fuentes de trabajo y mayor desarrollo para nuestra economía”.
Eduardo Sigal, Subsecretario de Integración Económica Americana y MERCOSUR en la Cancillería argentina, trazó similares argumentos: “Estos tratados significan una evolución positiva en la estrecha relación que estamos construyendo con la republica bolivariana de Venezuela. El año 2004 ha sido un año excepcionalmente bueno, hemos crecido en un 400 por ciento en comercio en la doble dirección y los acuerdos que estamos firmando en la visita del presidente Hugo Chávez van a permitir incrementar aún más los niveles. Por lo tanto eso significa para la región consolidar el vínculo y aproximar a Venezuela al MERCOSUR”.
Ya subido al palco, después de bordear con su comitiva el buque finalmente reparado, que lleva como nombre “a la Libertadora del Libertador Bolívar, el Manuela Sáenz”, Chávez se despacho, como lo suele hacer, con un extendido y caluroso discurso. Antes, lo precedió en la palabra, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Felipe Sola. Detrás de ellos, estaban presentes dos protagonistas que bregaron desde un primer momento por la integración comercial entre ambos países: el Ingeniero naval Ángel Cadelli (representante en la fábrica de los trabajadores) y el intendente local Mario Secco que declaró a Hugo Chávez visitante ilustre. Sola ofrendó como regalo al Presidente extranjero un rebenque, símbolo gauchesco si los hay, que fue recibido con simpatía por el mandatario bolivariano, azotando a modo de prueba la enorme bandera argentina que colgaba de dicha tribuna.
Después de los saludos de rigor al Presidente del Directorio del Astillero, el Ingeniero Agrónomo Hugo Bilbao, a los Intendentes de la zona, y por supuesto a la tripulación del buque, clavo la mirada en el “Manuela Sáenz” para caracterizar según la óptica bolivariana, el desafío de la hora: “Ese tanquero iba siempre rumbo al norte. ¡¡Patria Si, Colonia No!!, este es el gran dilema, escogamos... nosotros hemos escogido. Aquí en los Astilleros estamos construyendo la nueva Patria Grande americana. Ha resurgido el proyecto de San Martín y Bolívar y acá se ha encarnado hecho pueblo”. Y luego siguió, sin olvidar la cadena televisiva recientemente inaugurada: “Estamos saliendo por TeleSur, nos están viendo desde Canadá, Washington. De todos modos para los ciudadanos norteamericanos que no tienen la culpa del gobierno que tienen, demostremos que no somos maleducados y mandemos un caluroso aplauso. Por supuesto nos debe estar mirando Fidel y en todo Venezuela”.
El acuerdo estuvo a punto de naufragar cuando un grupo de empresas privadas argentinas, principalmente Tandanor (Talleres Navales Dársena Norte) y SPI (Servicios Portuarios Integrados), comenzó a hacer lobby para intentar acceder a los contratos, lo que implicaba excluir al Astillero Río Santiago. Es más, los curtidos obreros de Ensenada protagonizaron una gigantesca movilización a la Plaza de Mayo un mes atrás para exigir la reactivación del convenio.
Las mismas denunciaban supuestas deficiencias en la empresa estatal de Ensenada. Los obreros se enteraron y le mandaron una carta a Chávez. Los dirigentes de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) acusaron en su oportunidad al agregado comercial de la embajada argentina, Alberto Tufillo, de intentar beneficiar a Tandanor y SPI. La cuestión llegó al máximo nivel de ambos gobiernos según el diario argentino Página 12. Los verdaderos héroes de este presente, los obreros del Astillero Río Santiago, volvieron felices a sus casas, confiados de que seguirán llevando con honra el pan a sus casas.