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Estudiar en el exterior: China, Australia y Japón seducen con becas

Los tres países tienen programas para alentar a alumnos universitarios a cursar diversas carreras; el aprendizaje del idioma suele ser el puntapié inicial de la experiencia

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Sociólogo y magíster en negocios internacionales por la Universidad de Suzhou, Alan Abadía empezó a interesarse en China, o, mejor dicho, en su idioma, en 2004, cuando estudiaba en la Universidad de Buenos Aires. Por medio de la Beca Marco Polo, llegó a Pekín. Fue el primer paso de una experiencia de seis años durante los cuales estudió, trabajó y se acercó a una cultura muy distinta de la argentina.

Hoy, China, Australia -que recibe 700.000 alumnos extranjeros por año- y Japón son algunos de los nuevos destinos que seducen a los estudiantes argentinos. Disponen de una amplia oferta de becas, cuya información y cuya tramitación están al alcance de los jóvenes por medio de plataformas virtuales.

Los países asiáticos cobraron un nuevo protagonismo en este siglo, y la región se constituyó en un polo comercial, industrial y tecnológico de gigantescas proporciones. Además, los resultados electorales más recientes en el mundo anglosajón parecen indicar un movimiento interno contrario a la globalización, lo cual podría interpretarse como una menor apertura hacia el ingreso de extranjeros. En sentido contrario, los países asiáticos buscan establecer lazos que profundicen el intercambio cultural y académico.

Acercar las culturas

Recientemente, el embajador de Japón, Noriteru Fukushima, lanzó la plataforma virtual de becas en un acto en una escuela en Palermo. Mientras tanto, Australia presentará mañana su feria de educación en un hotel céntrico, con la presencia de autoridades universitarias y referentes académicos, será la antesala de una visita oficial en este rubro, el mes próximo.

Como muchos otros jóvenes, Christian Giordano tuvo sus primeros contactos con la cultura japonesa desde chico a través de videojuegos y el animé. Siempre le gustaron los idiomas, aprendió inglés e italiano, pero el japonés presentó un desafío: "Tiene una estructura gramatical distinta. Cuanto más estudiaba el idioma, más aprendía sobre la cultura y la visión del mundo de los japoneses".

Magíster en lingüística y literatura japonesa por la Facultad de Humanidades de la Universidad de Kanazawa, en la Prefectura de Ishikawa, está recién llegado de su segunda experiencia en Japón: "El idioma es la expresión cultural en sí misma. Por eso, cuanto más estudiás el japonés, más aprendés sobre la visión que tienen del mundo".

La visita de Shinzo Abe del año pasado, el reciente viaje de Mauricio Macri y la organización del G20 en Buenos Aires el año próximo son oportunidades para tender puentes y reactivar lazos culturales y empresariales. Las becas ofrecidas por el Ministerio de Educación de Japón, Hida Aots y JICA propician el acercamiento entre ambas culturas.

Para Fukushima hay tres ventajas competitivas que convierten a Japón en un destino único: "Puede ser una puerta de entrada para conocer Asia; muchos argentinos ya conocen los Estados Unidos y Europa, pero Asia todavía está lejos. Ofrece un sistema muy bien organizado, con la mejor atención y hospitalidad para los becarios. Japón es líder en ciencia y tecnología, diseño, manga y animé, artes marciales, y cursos kaizen para emprendedores, una forma de trabajo para mejorar la productividad y eficiencia".

"Hay muchos cupos para becas, pero de los 250.000 estudiantes anuales que recibe Japón, sólo 100 provienen de la Argentina. Ojalá que sean cada vez más, porque el intercambio de persona a persona es el fundamento para la relación bilateral", concluyó Fukushima.

Tras los pasos de Marco Polo

En el caso de Alan Abadía, sociólogo y magíster en negocios internacionales por la Universidad de Suzhou, fue también la curiosidad por el idioma lo que lo acercó a la cultura china. "Había tenido un breve encuentro con el idioma en 2004, cuando comenzaba mis estudios de sociología en la UBA. El chino me resultaba muy enigmático por su escritura y por la diferencia de pronunciación con todas las lenguas que había escuchado hasta ese entonces", cuenta y recuerda que su interés coincidió con la visita de Néstor Kirchner a China ese año. "Recuerdo que generó una expectativa grande sobre el futuro de las relaciones comerciales entre ambos países, y eso de alguna forma dejó una impresión en mí sobre la importancia de China para nuestro país", añadió.

"Mi idea original era ir a estudiar chino mandarín por un semestre, y me enteré de la Beca Marco Polo. Fui seleccionado para estudiar un semestre de chino en el Beijing Institute of Technology", relata. Luego de esa experiencia, fue becado por el gobierno chino para realizar una Maestría en Negocios Internacionales en la Universidad de entre 2012 y 2014, en una ciudad cercana a Shanghái, pero más pequeña.

Estuvo en China seis años, en los que estudió y trabajó: "Colmó mis expectativas con creces. Poder ser espectador de los cambios tan veloces que se dan en la economía y sociedad fue algo único para mí", afirma.

Hace pocos días, volvió a la Argentina para desarrollar algunos proyectos personales y trajo con él un bagaje importante de conocimiento y experiencias.

Un destino muy popular

Australia se convirtió en uno de los países preferidos para estudiantes de todo el mundo. Hoy es el tercer destino más popular del mundo y recibe anualmente alrededor de 700.000 estudiantes extranjeros. El nivel académico de su sistema universitario, se desarrolló en un contexto de pujanza económica e innovación tecnológica, sostenido por sólidas instituciones de gobierno.

Los rankings más prestigiosos muestran que ocho de las 100 mejores universidades del mundo están en Australia. Por eso y muchas otras razones que se expondrán mañana en la 5° edición de la feria de educación australiana, el interés por estudiar allí es cada vez mayor, especialmente en los niveles de maestría y posgrado. La feria, que contará con la presencia de referentes académicos australianos, es parte de una estrategia de acercamiento entre los dos países en temas de educación y cooperación.

En junio, habrá una visita oficial de una delegación de funcionarios y autoridades académicas, que buscarán consolidar lazos de intercambio en materia científica y tecnológica. A las visitas de estas dos delegaciones, se le suma un acuerdo reciente entre la Universidad de Western Australia y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) bajo el programa de formación en el exterior de graduados universitarios en ciencia, tecnología e innovación que depende del Ministerio de Educación de la Nación, Becar. En julio, nueve argentinos viajarán a Australia con el apoyo de este programa de intercambio.

Además, hasta el 30 de junio, hay tiempo para presentar su candidatura para las Australia Awards Endeavour. La plataforma digital acerca de las becas oficiales dadas por mérito es https://www.internationaleducation.gov.au/.

"Cada año, entre 30 y 40 estudiantes argentinos acceden a las becas Endeavour. Podrían ser más, pero no muchos argentinos consideran a Australia como destino, por desconocimiento", indicó a LA NACION Norma Ramiro, a cargo de la oficina comercial de la embajada de Australia y de la promoción de la educación.

"En Australia, el gobierno y el sector privado aportan muchos fondos a la educación y hay una gran competencia académica entre las universidades, para desarrollar proyectos de investigación aplicada a la industria", destacó. Ramiro citó distintas iniciativas de cooperación científica entre los dos países, desde el primer hito de acuerdo de entendimiento entre la empresa INVAP y Australia, cuando se acordó la venta de un reactor nuclear por US$ 200 millones hace ya más de 10 años.

Una de las estudiantes que vivió la experiencia de ser becaria en Australia es Antonella Giudoccio, que hoy trabaja en el Ministerio de Modernización de la Nación. Cuando tenía 19 años, viajó a Nueva Zelanda con un programa de experiencia laboral y extendió su estadía unos meses para conocer la región. "Llegué a Australia y me enamoré de su gente, sus políticas públicas y su calidad institucional. Había estudiado Relaciones Internacionales y me interesaba indagar en la brecha entre la Argentina y Australia", cuenta.

Giudoccio realizó un estudio independiente sobre el tema y trabajó en el think tank CIPEC, luego de terminar su carrera en la Universidad San Andrés, donde da clases actualmente. Tenía la idea de volver a Australia, que la había fascinando por su dinamismo e integración social. "Acá tenemos una formación muy occidental, pero allá tienen otro punto de vista, relacionado con su proximidad con Asia. Tienen un modelo de integración con los inmigrantes, por ejemplo, que es mejor que el de los países europeos o Estados Unidos", comenta.

Ganó dos de las tres becas para las que se presentó: la Australia Development Award y la Australia Leadership Award. "Lo bueno fue que me permitieron incluso combinar aspectos de las dos", cuenta. Viajó con una beca total a la Universidad Carnegie Mellon, de Adelaide, donde quedó sorprendida por la calidad de vida. Entre los detalles que le llamaron la atención, observó que los colectiveros se bajaban para ayudar a subir a la gente mayor.

"Tuve la oportunidad de trabajar para el gobierno de South Australia, en innovación y revalorización del sector público, y luego en la oficina del primer ministro en Canberra, en la Strategy and Delivery Division, y me fascinó la manera participativa, transparente y dinámica que tiene de trabajar el gobierno, incluso puertas adentro. Todo funciona bien. Los ejes de los talleres sobre el sector público eran la transparencia y los valores. Es un estilo de gobernar muy humanizado".

Hoy, Giudoccio intenta poner en práctica su experiencia en el Ministerio de Modernización de la Nación, a través de distintas iniciativas como el Plan de Largo Plazo 2030 para la ciudad de Buenos Aires y el Tablero Ciudadano, en el sector de planificación y evaluación.

Fuente: La Nación

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