Caen los primeros rayos del sol sobre la planta donde funciona Coreme, la cooperativa recuperadora de residuos sólidos urbanos que se ubica en el distrito 33 de Capital. Mientras el sol entibia el lugar, se escucha el movimiento que da inicio a un nuevo día de trabajo, y allí la encontramos a Celeste Alam, que junto a su equipo se prepara para comenzar una nueva jornada laboral.
Celeste es recuperadora desde la cuna, comenzó su tarea junto a sus padres en el vertedero de El Borbollón donde pasaban las noches separando los materiales que podían recuperarse para vender y así afrontar el día a día. Esta actividad los llevaba a correr diferentes riesgos y con la exposición a los residuos su salud se veía muy comprometida.
Por muchos años fue recuperadora de calle, cuenta que es un trabajo individual, solitario y que al incorporarse a la Cooperativa le costó mucho adaptarse a trabajar en grupo. La conformación de Coreme fue por un proyecto que presentaron un grupo de recuperadores para poder armar la cooperativa.
“Los compañeros Mario Campero y Juan Guzman venían buscando recuperadores para agrandar el grupo de trabajo, la directora de la escuela a la que iban mis hijos sabía que yo era recuperadora y me reunió con el equipo de Coreme y el equipo técnico que venía de la Universidad de Cuyo, y allí quedé atada a la cope”, resume mientras evoca esos recuerdos. Celeste, Mario y Juan forman el equipo directivo “siempre hemos estado los tres acompañando al frente del grupo y yo soy la encargada de las reuniones, trabajamos en conjunto de manera unida”.
Actualmente son 20 los recuperadores que trabajan en Coreme separando los materiales para su acondicionamiento y comercialización. Gracias a la municipalidad de la Ciudad de Mendoza pudieron acceder al galpón en el que se encuentra la planta trabajando actualmente, el cual tuvieron que equipar con las máquinas y herramientas correspondientes: la cinta transportadora, la enfardadora, el autoelevador, la balanza y el contenedor para acopiar los fardos previo a su venta.
Nos cuenta que tienen días específicos donde reciben todo el material que llega desde Capital y desde la Universidad para poder organizarlo y así comenzar con la separación de los materiales: cartón, plásticos, vidrios para su preparación y envío a las diferentes empresas de reciclaje . “Por semana entran 10 camiones aproximadamente”, asegura Celeste.
Trabajan junto con la Universidad Nacional de Cuyo desde hace más de 10 años vinculandose principalmente con el Programa Residuos del Instituto Multidisciplinario de Ciencias Ambientales (ICA) y el Programa de Economía Social y Ambiente con quienes trabajan regularmente. Coreme se encarga de buscar en la Universidad los materiales que pueden recuperarse que se descartan desde las distintas unidades académicas en contenedores dispuestos especialmente para tal fin. Cada espacio tiene contenedores negros y amarillos con la señalética correspondiente que se utilizan para poner el material recuperable.
El acompañamiento técnico de la Universidad fue fundamental en los primeros años de la cooperativa y, después, obtuvieron herramientas para transmitir conocimiento y realizar promoción ambiental en escuelas, hoteles, restaurantes y empresas para dar a conocer la importancia de separación de materiales para su posterior recuperación y reciclado.
Con respecto a la comunidad, ve un cambio favorable, nos cuenta que la sociedad colabora cuando se trata de separar los distintos materiales, sobre todo los domiciliarios. Celeste dice que “la mentalidad de la gente va cambiando, busca informarse acerca de la separación de los residuos y ese cambio lo vemos cuando realizamos nuestro trabajo”. También cuenta que cuesta generar ese cambio en las personas, que no es fácil pero se va logrando de a poco.
Con mucho orgullo nos cuenta que lleva adelante un taller donde recuperan materiales textiles, transformándolos en cartucheras, recipientes para yerba y azúcar, fundas para botellas y muchos usos más. En este taller trabajan y reciben apoyo mujeres que luchan por salir adelante.
Tanto en el taller como en la Cooperativa trabajan todos juntos y a la par, conforman una familia, “desde que me levanto hasta que me acuesto trato de dar lo mejor de mí, soy como la mamá del grupo que se preocupa para que todos estén bien, saben que la familia Coreme está acompañando”, nos cuenta con mucho orgullo Celeste.
Mientras avanzamos con la entrevista suena su celular, es una mujer completa, trabajadora incansable y muy comprometida con el medio ambiente y el trabajo de generar conciencia e informar sobre la separación de residuos.
La mañana avanza en la planta y los trabajadores se mueven al ritmo de la cinta que transporta los materiales, “son muy trabajadores y responsables, son un gran equipo” finaliza Celeste.