Cartoneras o cartoneros, recuperadoras o recuperadores urbanos, cirujas, son algunos nombres que expresan el oficio de buscar materiales reciclables entre los residuos para acondicionarlos y venderlos, de tal forma de obtener un ingreso económico para sostener sus familias. El “cartoneo” o búsqueda de materiales en los residuos es un fenómeno social que es frecuente en muchos países del mundo y que en América Latina forma parte del paisaje urbano: en los basurales, en las calles, de forma independiente, en cooperativas de trabajo. Los vemos todos los días, pero los prejuicios y el desconocimiento los y las hacen invisibles.
En Argentina se estima que hay alrededor de 150.000 recuperadoras y recuperadores urbanos, en Mendoza son más de 2.000. De los cuales, sólo una parte están agrupados en cooperativas; la mayor parte de ellos trabajan de forma independiente en condiciones de gran precariedad económica, sanitaria y socioambiental.
El documental “Un gigante de cartón”, de Martín Céspedes y Paula Abal Medina, que recorre la historia de los cartoneras y cartoneros desde 2001 hasta la fecha y cuenta el proceso de organización, lucha y conquistas de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR). Dicho documental se puede ver aquí.
Argentina genera unas 50.000 tn diarias de residuos; de los cuales 150.000 recuperadoras y recuperadores distribuidos en en todo el país, recuperan unas 10.000 tn diarias de residuos. Es decir, solo el 20% de los residuos que se generan en el país.
¿Qué rol ocupan las mujeres en la gestión de los residuos?
En las cooperativas no solo es un espacio donde se separa, enfarda y acopia residuos. Es también un lugar donde se abordan distintas problemáticas, tantas como personas que las integran.
Tradicionalmente, las mujeres estuvieron involucradas en la gestión de los residuos, por lo general, trabajando de forma gratuita. Pese a los prejuicios de los sectores más conservadores sobre los roles y estereotipos de trabajo que no pueden hacer las mujeres con los residuos, la historia reciente demuestra lo contrario.
Las mujeres demuestran que incorporar al sistema de gestión de residuos el concepto de inclusión social, implica mucho más. Los trabajos de promoción ambiental, de creación de productos a partir de materiales recuperados, proyectos sociales de impacto, o de liderazgo dentro de las cooperativas, son signo de un cambio positivo en la visión renovada de la gestión de los residuos con visión sostenible.
Quienes tienen la posibilidad de generar políticas públicas, las empresas, instituciones, las comunidades y las propias cooperativas son quienes tienen el desafío de derribar día a día los estereotipos tradicionales en la gestión de residuos y fortalecer la participación equitativa de mujeres y hombres.