El Programa de la UNCUYO, ha visitado distintos colegios universitarios realizando diversas actividades, la más reciente, y que se dio en el mismo CUC, contó con la presencia de más de 250 estudiantes de segundo y tercer año que asistieron a la proyección de un film que pretendía mostrarles a los jóvenes los desafíos que se deben afrontar en el camino de emprender.
¿Qué importancia tiene para usted fomentar el espíritu emprendedor en los distintos niveles educativos?
Para mi es fundamental desarrollar las competencias emprendedoras pero en el marco de un modelo social. No pretendemos pensar el emprendedorismo desde una perspectiva del sálvese quien pueda sino por el contrario, buscamos la generación de proyectos de autogestión, de innovación, de creatividad puestos al servicio del desarrollo individual y comunitario.
Formamos jóvenes para que luego de culminados sus estudios universitarios no sólo vayan a buscar trabajo sino que puedan ser generadores de empleo, para sí mismos y para otros. Siempre en el marco de una mirada social, de una economía social y comprometida con el bien común.
¿Cómo ha visto este cambio de lógica de incentivar el desarrollo emprendedor en estudiantes de los primeros niveles educativos?
Me parece que la adolescencia es la etapa ideal para esto, para desarrollar otra mirada y otro posicionamiento. Los chicos, en esta edad, están construyendo identidad, y capacidades.
Como colegio para nosotros es muy importante también la formación ética y la formación en valores, y es necesario empezar a ver que los campos de desarrollo laboral no son ajenos a lo que uno es como persona. Es óptimo trabajar esto en la adolescencia, desarrollar nuevas formas de pensar y por tanto de actuar.
¿Con qué contenidos de la currícula se complementa este incentivo al desarrollo emprendedor?
En realidad desde el Programa Universidad Emprendedora con el Concurso Emprende U, realizado el año pasado, la propuesta fue amplia. Nosotros decidimos trabajarlo desde un espacio curricular específico, desde la orientación de arte multimedial, que tenía que ver con la elaboración de proyectos. Otros colegios de la Universidad lo trabajaron desde proyectos institucionales.
Como colegio este año volvimos a pensar que era bueno que esta formación en competencias llegue a todos los estudiantes de la cohorte y que además pueda ser sistematizada.
Por eso lo estamos trabajando en segundo año en el espacio de Tecnología II que es un espacio muy apropiado para trabajar con metodología de proyecto: detectar necesidades y encarar al menos una idea-proyecto. También lo vamos a hacer desde un espacio de la orientación de Arte Multimedia, en tercer año, que es la Producción de Diseño Artístico. Allí los chicos también producen, y queremos que encuentren la demanda, no sólo desde lo que ellos quieren hacer sino aquello que pueda entrar en un circuito de comercialización y satisfacer ciertas demandas sociales. Estamos investigando en el hacer, buscamos que las competencias emprendedoras puedan formar parte, formalmente, de la currícula.
¿Hay predisposición de parte de los chicos para emprender?
Hay predisposición porque en realidad el CUC siempre antes de que se hablarara de emprendedorismo siempre ha buscado promover las iniciativas de los estudiantes, estimular la toma de decisión y la autogestión de los proyectos. Entonces nuestros estudiantes hacen muchas cosas autogestionadas. La preocupación de dónde se obtienen los recursos atraviesan muchos de nuestros proyectos.
De alguna manera la conceptualización de competencias emprendedoras permite darle otro marco epistemológico a estas acciones de nuestros estudiantes. Para ello es necesario darles herramientas para que puedan desarrollar sus actividades con más seguridad y mayor conocimiento.
Es importante desarrollar el espíritu emprendedor desde la secundaria, porque los estudiantes llegan a la Universidad con otras motivaciones. A partir de esto surge la idea de que si vos te juntas, te sumas a estas iniciativas podés concretar tus proyectos. En la etapa universitaria esta formación debería completarse, no iniciarse.
En el colegio pretendemos que estas capacidades se adquieran no sólo de manera curricular sino que los chicos puedan adquirir estas capacidades y reutilizarlas en distintas instancias del colegio. Lo totalmente escolarizado puede llegar a convertirse en obligación, y lo que es obligación puede perder sentido.