Se presentaron en la UNCUYO detalles del proyecto internacional "Un estudio a nivel empresa de la industria mundial del vino", una encuesta que alcanzó a bodegas de 23 países productores y que tiene como finalidad cerrar la brecha de datos en la literatura económica y comercial de la bebida. En su desarrollo participaron 14 universidades de todo el mundo.
Los investigadores Emiliano Villanueva (Eastern Connecticut State University, USA) y Nicolás Depetris Chauvin (HES Geneva School of Business, Suiza, y University of California, Berkeley, USA ) abrieron el workshop compartiendo los resultados originales y preliminares del estudio para Argentina.
En ese contexto, la rectora Esther Sánchez celebró la reunión de locales y extranjeros. “Sin lugar a dudas, la industria vitivinícola nos cruza a todos, y en la Academia también. Así que tener la oportunidad de debatir, reflexionar, e intercambiar ideas desde distintas latitudes sobre un mismo tema, realmente resulta muy enriquecedor”, expresó.
Luego, comentó que el tema vitivinícola es de gran interés para la Universidad. “En la Facultad de Ciencias Económicas hace muchos años que venimos trabajando, y siempre vinculándonos con otras disciplinas, de hecho somos socios con la Facultad de Ciencias Agrarias en muchas actividades vinculadas a la vitivinicultura”, apuntó Sánchez.
A su turno, el vicerrector Gabriel Fidel —también a cargo del Área de Vinculación de la UNCUYO— precisó que con este tipo de encuentros lo que se busca es “impulsar nuevos sectores que tiendan a la diversificación de la economía de Mendoza, a la ampliación de su matriz productiva; sobre todo poder incorporar la innovación y el conocimiento dentro de las cadenas de valor”.
“Nosotros desde la Universidad vamos a hacer ese aporte, vamos a empezar a trabajar en esto —dijo el Vicerrector y agregó—; la industria vitivinícola es una industria global y hay muchas problemáticas que se viven y distintos temas que atraviesan esta industria, que es necesario analizar con un criterio, con una mirada global, por eso es muy importante este estudio”.
Aportes para mover la industria del vino en Argentina
El análisis de la base de datos para Argentina se enfocó en la exportación, es decir, “en cómo las bodegas argentinas se integran al mundo”, explicó Emiliano Villanueva, quien además señaló que esta información servirá para que la comunidad académica y las bodegas dialoguen.
En relación con la “anatomía” de las bodegas argentinas exportadoras, el especialista mendocino sostuvo que se logró caracterizar a la industria vitivinícola en términos de “intensidad exportadora”, obteniendo así: perfil, elementos de diferenciación, capacidades, estrategias de negocio, limitaciones y performance exportadora.
También destacó que, al tratarse de un estudio comparativo, los resultados preliminares de Argentina se cotejaron eventualmente con los mercados vitivinícolas de Australia, Sudáfrica y Chile (competidores internacionales). Previamente, presentó información proveniente de fuentes secundarias (INV, Bodegas Argentinas, entre otras) de la que se desprende que "va consolidándose un modelo donde el vino embotellado Malbec es el principal elemento de exportación del vino argentino”.
En ese sentido, Villanueva señaló que el modelo tiene ciertas particularidades y que dos están vinculadas a las características de la industria argentina: la tasación a la exportación y la falta de acuerdos internacionales de comercio del vino. “Argentina no tiene ningún convenio firmado para vender mejor sus vinos”, indicó.
Volviendo sobre la encuesta, el especialista detalló que se identificaron 875 establecimientos bodegueros a nivel nacional. La entrevista —en formato online y con una duración de 45 minutos— constó de 137 preguntas en cinco áreas de interés. La muestra fue representativa, con 230 encuestas respondidas en todas las regiones vitivinícolas del país (152 correspondientes a Mendoza).
Los datos se analizaron en función de cuatro niveles de bodegas: no exportadoras, de baja, de mediana y de alta intensidad exportadora. Al respecto, se advirtió que un 30% de las bodegas argentinas no exporta sus vinos; mientras que, del 70% restante que sí lo hace, un 25% presenta alta intensidad exportadora. También, que mientras más chica es la zona productiva, hay menos empresas exportadoras presentes. A su vez, un 50% de las bodegas exportadoras son Sociedades Anónimas (SA). Y, casi un 30% de las altamente exportadoras tienen capital externo, mientras que el 95% de las no exportadoras tienen dueños locales.
En el caso de Mendoza, se estimó que casi un 85% de las bodegas son exportadoras. “Podemos decir que acá el modelo de exportación es muy fuerte, cuando en el resto del país no lo es aún”, declaró Villanueva. Asimismo, casi un 35% de estas bodegas son alta o intensamente exportadoras, o sea que más del 50% de la producción va afuera del mercado nacional.
El momento de las conclusiones
Nicolás Depetris subrayó que en Argentina “las bodegas exportadoras de alta intensidad son un fenómeno mendocino”. Seguido, compartió una caracterización de este tipo de bodegas. Son más grandes y están más integradas verticalmente. Están en todos los segmentos de precios y son las únicas que venden vinos a más de 70 dólares. Dependen menos de otros ingresos por otras actividades. Tienen más probabilidades de diferenciar productos, tienen más variedades de uvas y más etiquetas. Ponen más énfasis en la calidad, diseño y distribución del producto. Tienen mayor capital humano y equipo pero no necesariamente más experiencia. Tienen un método competitivo basado en el control de calidad, la identificación de marca y el desarrollo continuo de productos existentes. Se perciben a sí mismas con fuerza y calidad, pero débiles en marketing y promoción. Ven mucha competencia a nivel producto. La estrategia de promoción es similar a bodegas que exportan menos. Y los distribuidores son clave.
El especialista de Suiza también rescató que cuanto más exportan, más satisfechas están; y que están muy satisfechas con el número de etiquetas que venden y menos con el número de países al que exportan. A su vez, dijo que los factores que afectan la exportación son: tipo de cambio, impuestos e imagen país, y los que menos afectan son: barrera idiomática, agencia de promoción y competencia doméstica. Y que tienen una adaptación para exportar moderada, siendo más fuerte entre las que exportan más, en términos de precios y distribución, y menos por la variedad de uvas y la selección del terroir.
A su vez, en cuanto a la intensidad en la estructura de exportación, en una comparativa entre países, remarcó que es más importante en Argentina que en Chile. También que las bodegas argentinas comparadas con las de Chile, Australia y Sudáfrica son más grandes, están más integradas verticalmente, tienen similares estrategias de negocios y pueden competir muy bien en términos de capital humano y tecnología. Esto muestra una fuerte convergencia entre competidores mundiales, es decir, las bodegas que exportan son muy parecidas a nivel internacional: tienen similares estrategias de negocios en cuanto al control de calidad, la mejora continua y la marca; les afectan los mismos factores para poder exportar: tipo de cambio e imagen país (excepto en Australia), y los impuestos a la exportación sólo para Argentina.
Finalmente, Depetris deslizó algunas ideas o sugerencias "pensadas en voz alta". Las características de las bodegas exportadoras en Argentina pueden mostrar un camino de progreso en una industria en constante crecimiento. Estas bodegas tienden a ser más innovadoras, tecnologizadas y abiertas a explorar con nuevos vinos. La escala ha demostrado ser un elemento importante para crear el entorno de clúster que permite oportunidades reales para exportaciones factibles. El modelo de negocio de las 10 principales bodegas exportadoras influye en el resto: vino Malbec embotellado de calidad mendocino a un precio económico de clase media estadounidense (entre 11 y 20 dólares). Este alcance puede presentar algunas limitaciones y desafíos en el futuro inmediato.